02. 𝖠𝖼𝖼𝗂𝖽𝖾𝗇𝗍

5.3K 759 181
                                        

Ser policía siempre ha sido una profesión delicada que incluso podría llegar a llamarse peligrosa. Pones en riesgo constante tu integridad física y de alguna manera pones en una posición crucial a aquellas personas que te aprecian como persona. Aunque también claro, depende del tipo de oficial que seas y del papel que desempeñas.

Yo decidí ser el tipo de oficial en el cual puedes cargar trabajos pesados y complicados.

Me gradué de la academia con honores, las opiniones de Chishiya se fueron a la basura cuando pude pararme gloriosamente con aquella placa en mis manos alrededor de la ciudad.

Mi trabajo es mi vida, es todo lo que hago y lo que deseo hacer siempre.

Pero como ya había dicho, es peligroso.

—¡Llamen una maldita ambulancia!

Recibí una bala en una misión algo peligrosa, realmente fue algo bajo para mí el haber recibido tal cosa. Mi compañero estaba aterrado intentando llamar a una ambulancia; más sin embargo yo estaba... Tranquilamente viendo al cielo, y no me malentiendas claro que dolía como el infierno, pero el dolor solo es una señal de que estás vivo ¿No?

Me llevaron al hospital para tratar una herida de bala que se alojó justo en uno de los costados de mi abdomen, pero para mí suerte sobreviví. La anestesia me mantuvo tranquila aún después de la operación que hicieron para sacar la bala, aunque un tiempo después el dolor comenzó a aparecer conforme la anestesia se iba.

—¿Puedo volver al trabajo?

Duele, pero el trabajo es más importante.

—Que va, Hiro.—me dijo mi madre, quien había venido a verme.—Deja de trabajar tanto, eso te matará.

—¿Hay algo de malo con eso?—mi madre me observó de una manera juzgante, yo solo fruncí los labios y desvié la vista.—¿Y papá?

Sabía muy bien su respuesta, y me encantaba ver su rostro cuando lo decía.

—Trabajando.

—No ¿Enserio?—dije con sarcasmo en mi tono.—No me lo imaginaba.

—No seas imprudente Hiro, yo no te crié así.—enarque una ceja, luego desvié la mirada.

"Claro que me criaste así." Tan solo pensé aquello mientras me distraía al ver a la ventana.

—Mas te vale descansar Joshiro Hiro.—regaño mi madre.—Recuperate y toma tu incapacidad.

—Si, lo que digas madre.—balbucee por lo bajo.

Mi madre me observó fijamente, parecía decepcionada; pero eso no era nuevo. Prosiguió a soltar un suspiro decaído y luego tomó su bolso.

—Vendré a verte el viernes.

Asentí ante su advertencia, y luego ella solo prosiguió a salir de la habitación.

En mis plenos veintes sigo cuestionando a mis padres, sigo sin entenderlos ni comprendo porque hacen lo que hacen. Se que no soy a la única a la que le decían "los entenderás cuando crezcas"; bueno, sigo sin hacerlo.

Los días siguientes fueron realmente monótonos; la vida enclaustrada en una habitación de hotel con una televisión de cinco canales no es lo que llamarías "un paraíso", es una tortura. Finalmente decidí levantarme de la cama para caminar por el hospital, almenos debía moverme un poco antes de volverme loca con el pitido constante de la máquina que medía mis latidos. Retorcí los hombros cuando toqué el suelo frío del hospital con mis pies, me dió un escalofrío por todo el cuerpo.

—Dios mío.—balbucee antes de soltar un suspiro, luego de ello me sostuve del suero que estaba a mi lado, eso me ayudaría a caminar seguramente.

El hospital era como cualquier otro, paredes blancas y fríos suelos; ruidos constantes de quejidos y pitidos. Había una historia detrás de cada una de las puertas de las habitaciones, algunas tal vez debían ser terribles. Por un momento, me detuve en una habitación, parecía ser la de un niño.

—Y esto es para ti, has sido muy valiente amigo.—me quedé justo en la entrada de la habitación, viendo a un niño en la camilla, a la cuál su doctor le obsequiaba una paleta.

—Gracias doctor.—el doctor revolvió los cabellos de su paciente.

—Vendré a verte más tarde, no comas demasiados dulces.

Me aparte de la puerta antes de que el doctor se diera la vuelta, podría parecer grosero el que estuviese espiando. Observé al doctor salir de la habitación, supuse que se pasaría de largo.

—¿Te gusta espiar niños?—tan solo al oír la pregunta comenzé a ponerme roja de vergüenza.

—¡Lo lamento!—exclamé intentando quitarme alguna imagen errónea mientras hacia una reverencia como diaculpa.—Tan solo caminaba.

Pude ver los zapatos del doctor darse  una vuelta para poderme ver de frente, yo alze levemente la mirada con el rostro rojo.

—¿Hiro?

Fruncí el ceño cuando aquel doctor dijo mi nombre, parecía que me conocía. Comenzé a analizarlo buscando algo en mi memoria, tal vez lo conocía.

Cabello platinado y quebrado... Ojos negros.

—¿Lo conozco?—el doctor pareció verse ofendido ante mi comentario, se quedó callado y luego solo hizo una mueca de disgusto.

—Deberia ofenderme.—balbuceo él, luego solo se revisó la bata mientras y me incorporaba, de un segundo a otro levantó una esquina de la bata y me la mostró.

Un bordado infantil, uno que yo reconocía.

—¿Chishiya?—cuestione con un tono de incredulidad, no lo había visto en años.

—El mismo.—respondió él, para luego soltar la orilla de su bata.

—No puedo creerlo... ¿Qué te paso?—Chishiya iba a decir algo, pero luego lo reconsidero.—Lo lamento, eso sonó mal.

—Bastante.—afirmó él.

Chishiya me vió de pies a cabeza, ladeó la cabeza.

—¿Qué haces aquí?—me puse la mano en el costado.

—Bala.—Chishiya alzó las cejas.

—Entonces si lo lograste.—otorgó él.

—Y al parecer tu también.—dije devuelta al ver qué si había logrado su meta, y podría ser probable que no haya matado a algún niño.

—Si bueno... No he matado a nadie.—esboze una sonrisa ante su comentario, pareciera que me había leído la mente.—¿No te duele?

Me mire el abdomen y asentí.

—Bastante, de hecho.

Chishiya dejo los papeles que tenía en manos en una canastilla de la pared.

—Tienes suerte, tengo tiempo.—dijo él, de manera modesta, indicando que me iba a ayudar.

—Debo ser afortunada.—dije con ironía.

—O tan solo tonta.—tomé rápidamente un gesto de molestia, pero luego lo borré al recordar que así era él.

Chishiya me ofreció su brazo para que me apoyara con él.

—Gracias.—agradecí, para luego sostenerme de su brazo.

Comenzé a caminar apoyada de él y el suero. Lo veía de reojo de una manera extraña, me resultaba raro el cambio que había tenido.

—¿Porqué me miras tanto? Es molesto.—dijo él, yo aparte la mirada.

—Te ves diferente.

—Me pinté el pelo.—respondió de manera corta.

—¿Enserio?—Chishiya puso los ojos en blanco ante mi sarcasmo.

—No recordaba que fueras tan irritante.—quejó él.

—No recordaba que estuvieras tan amargado.

Chishiya se mantuvo callado, yo solo desvié mi atención esperando que no se enojara por ello.

—¿Quieres una galleta?—cuestione de la nada,, intentando romper la tensión entre ambos, él se detuvo y me observó.

—¿Una... Galleta?—cuestionó él, incrédulo por lo que acababa de decir.

Asentí, con algo de nervio, pensando que eso le resonaria muy estupido.

Sin embargo no lo hizo.

—Esta bien.

Hᴇsɪᴛᴀᴛᴇ  ᶜʰⁱˢʰⁱʸᵃ ˢʰᵘⁿᵗᵃʳᵒ̄ [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora