Missing Morning 4#

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Narrado por Miranda:

La mañana del 24 de abril, estaba metida en un profundo y cálido sueño, hasta que fue interrumpido por gritos y llantos, eso me alarmó, me levante lo más rápido posible y cuando abrí la puerta de mi habitación, me topé con una escena aterrorizante. Era Gwen, nunca olvidaré el rostro de furia que tenía mi padre, con un cinturón un la mano, Gwen lloraba y Finney estaba en la sala, gritándole, tratando que se detuviera, pero fue en vano.

Resulta que los policías habían interrogado a Gwen en la escuela respecto a la desaparición de Bruce Yamada y fueron al trabajo de mi padre, esto lo molestó bastante y en cuanto Gwen llegó de casa de Susie, comenzó a gritarle hasta llegar al punto de despertarme y presenciar la espeluznante escena.

Fue una terrible mañana, fué...Horrible.Desayunamos en completo silencio, era bastante la incomodidad y el enojo que le teníamos a mi padre en ese momento como para desayunar pretendiendo que nada había pasado, con simplemente ver los ojos llorosos de Gwen era suficiente como para partirme en dos, en cuanto termine mi desayuno, recogí mi plato y me fuí a mi habitación, librandome de esa horrible tensión.

Todo el día fué así, el ambiente era tan malo, que quería salir de hay como fuera, salí con la excusa de ir a la tienda por dulces, fue un alivio respirar aire fresco, llegué a la tienda y me encontré con Robin, comprando dulces al igual que yo, lo saludé y tuvimos una pequeña conversación de dulces y cosas por el estilo.

-¿te gustan esas?-Pregunté señalando una pequeña bolsa de gomitas.

-Sí, son mis favoritas, no te gustan? - Respondió

-Cómo no van a gustarme? ¡Son geniales! - le dije tomando una bolsa de las mismas gomitas.

Salimos de la tienda conversando aún de dulces, y me acompañó a casa ya que Finney iba a explicarle algo de matemáticas, llegamos, Gwen abrió la puerta y nos dejó pasar.

-Finn está por ahí- Dije señalando la habitación de mi hermano.

-Gracias! - Dijo con una sonrisa en los labios yendo a él lugar que le señalé.

-Robin, Robin, Robin- me dijo Gwen en tono burlón.

-Cállate Gwen- Se me escapo una risita después de decir eso.

Gwen rió al escucharme y me invitó a ver televisión, a lo qué yo accedí.

Pasamos un rato viendo películas y como ya habíamos terminado de comer dulces, me levanté y fuí a tirar las envolturas a la cocina, topandome con Robin, ya iba a irse, fuí a abrirle la puerta
y me despedí, seguído de eso, Finney salió de su habitación.

-¿Robin ya se fué? - me preguntó

-Se acaba de ir- Respondí

-Me trajiste algo de la tienda?

-Sí, te traje esto- dije dándole una bolsa de sus frituras favoritas

-¡Gracias hermana! - Respondió entusiasmado yendo a la sala

Cayó la noche, mi padre regresó a casa, hoy no asistía al trabajo, no tengo idea donde fué después de que salí a comprar golosinas, por lo menos, el ambiente mejoró después de que se fuera.

Cada uno se fué a dormir, fue un día de muchas emociones y no había sido tan malo a excepción de la mañana, eso sí fué horrible.

Pasó poco más de una semana, era 4 de mayo por la noche, ¡al siguiente día era mi cumpleaños! Pero lamentablemente mi emoción no duró mucho, sonó el teléfono y mi padre contestó.
"Sí, gracias por avisar" fué lo único que le escuché decir antes de que me llamara.

-Miranda, podrías venir un momento? - dijo

-Ahora voy- Dije levantándome del sofá - ¿Qué ocurre?

-Tu amigo Billy...- Dijo y se quedó en un largo silencio, tal vez no encontraba las palabras para decirmelo o tal vez no sabía de que manera decirmelo para que no me doliera tanto, su silencio se alargó tanto que lo interrumpí preguntando:

-¿Qué pasa con Billy?

-El...salió a repartir periódicos y... No-no volvió a casa...- Respondió tratando de no tartamudear.

Caí de rodillas, mis ojos se cristalizaron, ¿Por qué Billy? ¿Por qué antes de mí cumpleaños? Mi padre trató de calmarme diciéndome que la policía haría todo lo posible para encontrarlo, el fué mi primer amigo, era como un hermano más para mí. Al escuchar mis llantos Finney vino y preocupado me preguntó qué pasaba, no lograba sacar una sola palabra de mi boca, al poco rato, mis dos hermanos estaban en mi habitación tratando de que parará siquiera de llorar.

Era ya tarde, me dejaron en mi habitación un poco más calmada, esa noche no pude dormir fácilmente, me quedé mirando todas las fotos que tenia con Billy, los obsequios que me había traído cada cumpleaños, a la mañana siguiente era mi cumpleaños, ¿Cómo me la pasaría sin el contándome una y otra vez las historias de su perro? Era inimaginable para mí ¿Qué sería de su perro sin el? Miles de preguntas rodeaban mi cabeza hasta que logré conciliar el sueño.

"𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐕𝐀𝐍" || 𝑹𝒐𝒃𝒊𝒏 𝑨𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒏𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora