"𝐓𝐇𝐄 𝐁𝐋𝐀𝐂𝐊 𝐕𝐀𝐍" || 𝑹𝒐𝒃𝒊𝒏 𝑨𝒓𝒆𝒍𝒍𝒂𝒏𝒐

Memories (Especial) #12

Era una cálida y linda tarde de la primavera de 66', más específicamente el día 5 de mayo, mientras dos padres admiraban la belleza de su segunda hija, recién nacida.

-Es hermosa - Dijo la joven madre, la señora Blake.

-Lo es -Habló el padre- ¿Cómo la nombraremos?

-Miranda, se llamará Miranda -Respondió la madre, seguido de que un lindo y pequeño bebé entrará a la habitación de hospital, ese pequeño y lindo bebé era Finney, el que ahora era hermano mayor.

-Miren a quién tenemos aquí -Dijo el padre levantando a el pequeño bebé en brazos- ¿Quieres mirar a tu hermana?

Al cabo de un año, los dos pequeños eran inseparables, se cuidaban el uno a el otro y sin duda se querían demasiado.

En el cumpleaños número tres de Miranda, sus padres anunciaron la llegada de un nuevo bebé a la familia, Gwen, en cuanto nació, traban de entretenerla y jugar con ella, pero la pequeña Gwen solo tenía seis meses y aún no podía hacer tantas cosas y juegos.

Cuando su madre falleció, su padre comenzó a tener ataques de ira contra ellos, los pequeños hermanos tenían que presenciarlos a diario, era horrible, era como si no fuera su padre.

Cuando fué el primer partido de béisbol de su hermano Finn ella se emocionó tanto que gritó una mala palabra y todos la miraron.

Cuando comenzó a recibir cartas de alguien anónimo, tiempo después descubrió que era Buzz, el bully de su hermano.

Llegamos a la primavera de este año, cuando conoció a un chico que por fin logró que ella sintiera algo por el, Robin Arellano, 13 años y mejor amigo de Finney, su hermano.

Y como olvidar cuando lo abrazó por primera vez, sentía su corazón latir con fuerza, a Robin le encantaba los abrazos de su chica, como el le decía, le encantaba el aroma de su cabello, su ropa y sus profundos ojos color miel.

Ese chico fue el primer chico que le llamaba la atención, su primer amor y su primer beso. En cuanto lo miró, su bandana y su cabello largo y sedoso la atraparon de inmediato.

Billy, el chico que conoció en el invierno del 74', traía un gorro rojo y una chamarra color vino mientras perseguía a su perro, ella lo atrapó y lo puso entre sus brazos, las calles de Denver jamás olvidarán el sonido de su dulce e inocente risa cuando su mejor amigo rompía ventanas por calcular mal al lanzar un periódico.

Las tardes de películas y programas con Gwen y a veces con Finn, sus paseos en bicicleta por la ciudad en otoño, le encantaba pasear mirando las hojas de los árboles color café, su habitación a la que tanto limpiaba y pasaba tiempo ahí, ahora está vacía, esperando que su dueña vuelva algún día.

Cuando salía a la tienda como pretexto para mirar a Robin, aunque ella jamás lo aceptaba.

Las libretas donde escribía sus relatos como diversión, dibujos y a veces poemas, aunque no se consideraba muy buena escribiendolos.

Sin duda, la vida de Miranda tuvo contras y pros, pero ella amaba su vida y las personas que la conformaban, estas son algunas de las tantas memorias y momentos que ocurrieron durante el paso de su corta vida, como ella dijo "Si mi plan falla, recuérdeme como era, recuerden mi risa y mi sonrisa" ella ahora está cuidando a sus hermanos y amigos desde donde esté.