Capítulo 1

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Jamie Bennett se apresuró por el estacionamiento de su complejo de apartamentos hacia el santuario que era la cálida entrada del complejo, levantando el cuello de su cálido abrigo de lana para protegerse del frío viento nevado.

Podía imaginar los informes meteorológicos en los canales de televisión protestando porque la tormenta no se veía tan mal como en los días anteriores, pero independientemente de que sus clases de mañana ya habían sido canceladas, estaba esperando un fin de semana de tres días donde no tenía que trabajar.

Ahora, con diecinueve años, trabajaba horas decentes en una pizzería local cuyo dueño era lo suficientemente amable como para darles a los universitarios un fin de semana libre al mes para irse a casa, lo que funcionó muy bien porque Jamie planeaba usar este, ahora que estaba nevado, para trabajar en un proyecto.

Su teléfono móvil sonó tan pronto como cerró la puerta detrás de él, bloqueando el viento frío.

—Hola, mamá —Dijo, golpeando la alfombra con las botas varias veces para quitarles la nieve y el aguanieve.

—¡Jamie! ¡He estado tratando de llamarte! ¿Estás bien? —Exigió la voz preocupada de su madre desde el otro lado.

Hizo una mueca; odiaba asustar a su madre.

—¡Muy bien, mamá! Acabo de llegar al departamento. Estaba concentrado en conducir y no debo haber escuchado el teléfono. Es un poco difícil con toda la nieve ahí afuera; Quería asegurarme de llegar a casa sano y salvo primero —Se cercioro de sonar alegre, no quería asustarla; las carreteras se encontraban en horribles condiciones para conducir, ninguna persona estaba preparada para este clima invernal tan duro.

Empezó a caminar por el pasillo hacia el hueco de la escalera para subir a su apartamento, saludando a la mujer de mediana edad con la que se cruzó de paso y supuso, iba a revisar su correo. Su madre parloteaba sobre las últimas cosas de la escuela secundaria de Sophie, novedades sobre sus abuelos, otros miembros de la familia y los nuevos chismes en el pueblo. Escuchó pacientemente, agregando palabras de aliento y acuerdos sin compromiso mientras subía los cuatro tramos de escaleras, se quitaba los guantes, la bufanda y sacaba sus llaves.

—No voy a poder regresar esta noche, ¿Lo sabes, verdad? El clima es simplemente... horrible. Supongo que el bueno de Jack hizo de las suyas otra vez —Se aseguró de que la última parte sonara en broma.

Su madre suspiró.

—Lo sé, y tenía muchas ganas de verte. Sin embargo, volverás a casa el próximo mes, ¿Verdad?— Parecía tan esperanzada, casi desesperada en la última pregunta.

—Por supuesto, mamá, yo también estaba ansioso por volver a casa. Pero tengo proyectos que debo hacer, y también algunas cosas que planeo adelantar este fin de semana. Te amo, mamá.

—Yo también te amo, cariño —Dijo —. Sophie está en casa, necesito ir a verla. ¡Volveré a llamarte pronto!

Se rió entre dientes y colgó el teléfono, alcanzando la puerta de su apartamento y abriéndola. Gimió cuando una ráfaga de aire helado lo golpeó en la cara.

—¿Puedes al menos cerrar la ventana cuando entres, por favor? No todos somos inmunes a las temperaturas bajo cero —Se quejó Jamie, mientras se ponía los guantes y se abotonaba el abrigo. No parecía en absoluto sorprendido o desanimado por el apartamento estuviera casi congelado o la ventana abierta.

Destellos azules se arremolinaron alrededor de la habitación frente a él, cerrando la ventana y encendiendo el interruptor de la chimenea de gas, desvaneciéndose cuando las llamas rojas brotaron cálidamente para ayudar a calentar la habitación.

Frostbitten || JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora