Capítulo 15

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Advertencia: 

Este capitulo puede ocasionarles llanto, depresión y ganas de tirarse por un puente. 

Para una mejor experiencia, les recomiendo leer el capitulo con la canción en multimedia. (Es el  video con la canción que escucho mientras traduzco y adapto esta historia. Una obra de arte) 



Ambos permanecieron en silencio durante varios largos minutos, Jaime simplemente, sin saber qué decir, le dirigió una última mirada a Jack antes de regresar su atención a su portátil; Mientras esperaba, no hizo mucho más que revisar su cabeza de correo electrónico y hojear las páginas de su bloc de notas.

Su vista se alzó casi en automático cuando escuchó un suspiro proveniente de su amigo.

Su mano descansando sobre el marco de la ventana, contemplando aquel paisaje nevado, las espesas capas de nieve que cubrían las copas de los árboles, los caminos congelados, todos esos copos que gracias al viento, chocaban contra el cristal de esa misma ventana.

—Como ya te había dicho, tuvimos nuestros altibajos; Pero, Dios, en verdad fue maravilloso —Contó, sonriendo débil —. Lo más difícil de todo, fue ver su edad. El inconveniente de ver crecer a Henrik, fue verla envejecer. Su envejecimiento fue tan gradual que casi no lo notas hasta que te golpea para recordártelo —Cerró sus ojos, dejando caer su cabeza hacia atrás —. Durante los siguientes 20 años hubo muchos de esos momentos; Demasiados músculos estirados, excesivos masajes en la espalda, y luego, vinieron las canas, las arrugas, líneas de risa, preocupación; Sin embargo, seguía viéndose tan hermosa, cada día que pasaba seguía siendo solo Elsa; mi hermosa Elsa, mi bello ángel de hielo.

Jaime decidió mantenerse ajeno, rayar garabatos en la orilla de las hojas de su libreta le pareció una mejor idea que intentar decir algo con la posibilidad de hacer que Jack desintonizara con todo ese maremoto de emociones que inundaba su cabeza al volver a contar esa parte de su pasado.

—Pero, ver a Henrik crecer; cambiar de un niño pequeño a un hombre —Hizo una pausa, sonriendo con orgullo al recordar a su hijo —, eso era otra cosa. Ver aquellos rasgos tan pequeños y traviesos madurar hasta transformarse en aquel hombre apuesto en el que se convirtió. Se preocupaba tanto por Arendelle, por su gente y por las responsabilidades que algún día heredaría de Elsa. Todos creímos que heredaría esas responsabilidades cuando fuera mucho mayor, pero...

La cabeza del peliblanco volvió a quedar contra el vidrio, produciendo inconscientemente patrones de escarcha que se arremolinaban desde el punto de contacto de su piel contra el cristal; Quedándose en silencio por otros varios segundos, mirando por la ventana.

—Y ¿Qué pasó? —Jamie preguntó en voz baja, tratando de incitarlo.

Jack suspiró profundamente, antes de tomar una bocanada profunda de aire, sin despegar la mirada de la nieve.

—Era el comienzo de 1852; Henrik tenía 23 años y estaba comprometido para casarse en unas pocas semanas, a mediados de febrero, por lo que el palacio estaba en constante movimiento con todos los preparativos.

&

Jack tarareaba, dando vueltas en el aire, con una mano aferrándose con fuerza al ramo de flores escarchadas que había hecho no hace mucho; con esos tallos helados cuidadosamente arreglados, sonriendo al imaginar la expresión de sorpresa en la cara de Elsa.

Con cuidado, aterrizó frente a su oficina. Ella pasó varios días de las últimas semanas tratando de tener todo listo para la boda de Henrik.

Abrió la puerta con cuidado, entrando con cautela y cerrándola rápidamente a sus espaldas antes de mirarla. Sentada detrás de su escritorio, con pilas de papeles a los lados, usando sobre los hombros, el chal que le habían regalado hace tantos años.

Frostbitten || JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora