Capítulo 8

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Arendelle, Primavera de 1827 (4 años después)

Jack y Elsa holgazaneaban en la ladera de una colina lejos de los ajetreos del palacio y todas aquellas preocupaciones que los agobiaban.

Ella estaba de lado, con la cabeza apoyada en su hombro. Hablaban y reían sobre todas aquellas cosas que podían destacar en sus excéntricas y extravagantes vidas. El siempre intentaba alejarla de palacio, de ese estilo de vida tan austero y formal, y darle un tiempo fuera donde pudiera jugar libremente con aquellas pequeñas criaturitas de nieve que creaban o peleas de nieve entre fortalezas de hielo.

Pero hoy en específico, Elsa se veía cansada y claro, Jack estaba preocupado.

—Ahora, ¿Piensas decirme que es lo que te tiene tan agotada? —Preguntó, mirándola.

Elsa sonrió, volteándose para mirarlo antes de volver a descansar su cabeza en su hombro.

—Esperaba que no te dieras cuenta —Admitió —No quiero que te preocupes.

Él se rió entre dientes, estirando un brazo para meterlo detrás de su cabeza.

—Esto ya deberías de saberlo mejor que nadie, pero aun así te lo voy a decir. Siempre estoy al pendiente de ti y de tu bienestar y lo seguiré estando.

Ella suspiró.

—Toda la semana ha estado llegando correspondencia de los países colindantes, sobre varios brotes en algunos de sus territorios —Admitió, sonando preocupada —. Estamos hablando de Cólera. Suena con un brote bastante malo y eso es lo que me tiene preocupada. Estoy tratando de conseguir suficientes suministros de emergencia en caso de que necesitemos cerrar las puertas —Ella movió su brazo para frotarse los ojos —. Supongo que al final, no pude ocultar mi preocupación tan bien como pensaba.

Jack se había puesto rígido tan pronto como ella había dicho la palabra brote.

Los brotes no era algo raro; Este era el segundo que azotaba Arendelle desde su llegada, apenas unos meses atrás habían sido notificados de un brote de gripe en uno de los pueblos cercanos, pero estábamos hablando de Cólera, Arendelle en toda su historia, nunca había experimentado algo de esa magnitud.

Elsa no había tratado de ocultarlo, aún a la fecha, trabajaba por sí misma en la recopilación de información de dicha enfermedad; todo eso no había hecho más que asustarla y no encontraba una manera de cómo decírselo.

No quería armar revuelo, sabía que una multitud sumida en el miedo podía ser igual e incluso más peligrosa que el mismo brote.

Jack la acercó más a él.

—Entonces, dime. Dime todo lo que sepas.

Ella sonrió, volteando su cabeza para verlo. Sus ganas de protegerla llenaron sus rostros de una feroz determinación.

Jack se había convertido en su protector, en su guardián; completamente listo para enfrentarse al mundo entero por ella en cualquier momento.

Y así lo hizo, le contó todo, hasta el dato más pequeño sobre esa plaga que amenazaba con caerles encima.

El suspiro cuando ella terminó de contarle todo, ahora que estaba tan informado como ella, el peso de la posible epidemia también se cernía con peso sobre su pecho.

—Pero no te preocupes —Dijo tanto para sí misma como para él —. No sabemos si al final terminará por llegar hasta nosotros. Somos un territorio mucho más pequeño en comparación a los otros que ya la tienen; Eso sí, no dejaremos de tomar precauciones.

—Eso no ha detenido a la Influenza —Respondió.

—Todos han tenido brotes de Influenza. Estaremos bien.

Frostbitten || JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora