Capítulo 4

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Elsa lo miró fijamente, con los ojos desorbitados y atónita antes de tomarse un breve momento para mirar embarcar a su mirada en un vaivén entre la figura de hielo que había hecho y el.

Jack le devolvió la mirada, apenas podía creer que ahora era capaz de verlo y aparentemente escucharlo también. Ella había jugado con hacer una escultura de hielo de él, hablando como si estuviera convirtiéndolo en alguien real y eso debió haberla hecho creer en él. Él sonrió.

Ella creía en él, no podía perder eso ahora.

—Soy Jack Frost —Repitió —El "verdadero" Jack Frost, no como tu pequeña escultura de allí. Aunque, debo admitir que estoy bastante impresionado con tus habilidades.

Él le dio una gran sonrisa y se inclinó hacia adelante, recargando su peso en su bastón, esperando no parecer demasiado emocionado.

¡Ella era la primera persona que fue capaz de verlo! Eso quería decir que podría conversar con él por primera vez. Claro, existieron breves encuentros con esos Guardianes a lo largo de los años, pero apenas y podía tomarlas en cuenta como conversaciones "reales" con alguien. Él la miró conteniendo la respiración mientras ella bajaba lentamente los brazos, analizándolo con detenimiento. No se atrevió a moverse cuando ella comenzó a acercarse con pasos cautelosos hacia él.

—¿De verdad eres él, Jack Frost? ¿No estoy soñando o teniendo alguna extraña locura? —Dijo ella, con sus ojos expectantes en la habitación tenuemente iluminada.

Él le guiñó un ojo.

—El único —Dijo, haciendo una pequeña reverencia —Volaba por aquí y vi este lugar, así que pensé en venir y echar un vistazo. Aunque, después de haberte visto en acción, debo admitir que no debería haber esperado menos.

Partió desde el suelo y flotó hacia la mesa, tomando varias de las velas nuevas de la caja, elevándose hasta el candelabro sobre ellos para colocarlas en los soportes. Él la miró confiado mientras descendía hasta la mesa nuevamente para tomar la vela encendida, sin dejar de sonreírle mientras ella mantenía su mirada fija en él.

—Pensé que sería bueno tener un poco más de luz aquí. Una pequeña vela no nos servirá de mucho, ¿no crees?

Llegó al candelabro y comenzó a encender todas las velas, haciendo el recorrido en círculo.

—¿Q-qué es lo que quieres? —Preguntó, aun con los ojos expectantes y fijos en él.

Se sumergió debajo de la araña para mirarla.

—¿Querer? ¿Por qué crees que quiero algo?

—Bueno, quiero decir que eres una leyenda, un mito que tiene cientos de años...

—¡Oye! ¡Tengo 70! O tal vez 80, no recuerdo bien —Interrumpió, terminando de encender la última vela antes de retroceder y verificar que el nivel de luz fuera el adecuado. Satisfecho, bajó para reunirse con ella en el suelo, mirándola con los ojos chispeantes de diversión y picardía. —Y además, en dado caso de que si quisiera algo, ¿Qué tendrías para ofrecerme?

Ella no despegó su mirada de él durante varios segundos antes de que el sonido de su garganta al tragar, la hiciera espabilar, dando un paso atrás entre mínimos temblores y volviera a caminar hasta la mesa, con todos sus suministros y ese libro, aún abierto en la página que lo mostraba. Tomó el libro, cerrándolo para abrazarlo contra su pecho, sacudiendo la cabeza.

—Casi no puedo creer que esto esté pasando. Se supone que no eres real, que solo eres un...

—¡No! ¡Por favor, no lo digas! —Exclamó con un gritó, abalanzándose en su dirección, tirando del borde bajo del libro.

Frostbitten || JelsaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora