Capítulo 6
Vicentico estaba asombradísimo con la puntería de Gulf. Éste le dijo que antes de que sus padres murieran, ellos le habían permitido practicar tiro al arco a pesar de que apenas era un niño, aunque no era que ellos se preocupasen mucho por él. Pero después, su hermano no le permitió seguir con su hobbie. Lo que Gulf desconocía era que sus padres no estaban muertos, sino en prisión, y que Russo no le permitió seguir con su afición por miedo a que lo usara algún día en su contra.
No obstante, y pese a la precisión de Gulf al disparar los dardos, aquella tarea no era lo mismo que disparar balas. Para apuntar un arma y soltar del gatillo, se debía tener un amplio conocimiento del tipo de armamento que existía, conocimientos de física, algo de química y temple de acero, cualquiera podía jalar del gatillo y disparar, pero solo unos pocos lo hacían como verdaderamente debía hacerse. O al menos eso decía Vicentico.
- Nueve de diez, nada mal – elogió el moreno – sin embargo, las pistolas, los fusiles, las ametralladoras y los revólver no son fáciles de manejar –
- El joven Gulf llevará una Smith and Wesson modelo veintisiete magnum – indicó Geronimo – el jefe me la entregó antes de traerlo – Gulf había notado que el señor Suppasit le había dado algo a su asistente en una bolsa, y hasta ahora había descubierto de lo que se trataba.
- Supongo que el pequeño jefe no entrara en batalla y este entrenamiento solo será por si necesita defenderse – no cabía duda de que los hombres que trabajaban para Mew lo conocían bastante bien. Y Gulf sintió algo de envidia por eso.
- Si es compañero del jefe, es lógico que los hombres que cuidan de él cuiden también del joven Gulf – expresó Geronimo – el entrenamiento continuará después, se acerca la hora de comida del señor Suppasit, así que tengo que llevármelo –
- Buen provecho pequeño jefe, cuando vuelvas de comer me aseguraré de convertirte en un muy eficiente tirador para que puedas defenderte de cualquier persona que piense que atacarte es fácil – Vicentico sonrió – no sabrán con quién se han metido -
***
El comedor del yate estaba dispuesto solo para dos personas. La cabecera de la mesa estaba ocupada por Mew que esperaba pacientemente por la comida y el lugar a su derecha se encontraba preparado para Gulf.
El joven muchacho no entendía porque el resto de las personas no comían con ellos, pero en las pocas horas que llevaba bajo el mando de aquel mafioso, había entendido que si bien podía hacerle preguntas al señor Suppasit éste o lo regañaba diciéndole que él no podía hacer ningún cuestionamiento o lo ignoraba por completo, así que tal vez todas las dudas podría responderlas Geronimo solo tenía que confiar más en él y obviamente ganarse su confianza.
- Carpaccio y ensalada caprese – habló Mew distrayendo a Gulf que miraba interesado todo a su alrededor.
- ¿Disculpe? – el menor no estaba esperado que el mayor hablara por lo que no pudo entenderlo bien.
- He ordenado carpaccio y ensalada caprese – repitió Mew con cara de pocos amigos - ¿Quieres vino tinto o vino blanco? –
- No bebo alcohol señor Suppasit –
La mirada aguda de Mew lo hizo bajar sus ojos hasta el plato vacío que estaba en su espacio de la mesa. El mafioso encontraba encantadoramente adorable que el muchacho no tomara alcohol, y no sabía decir porqué carajos aquello le parecía tan... tierno.
- Pero si es una orden supongo que tendré que hacerlo – Gulf pensó que tal vez no tenía otra opción.
- Ciertamente siempre hay una primera vez para todo, pero no pienso obligarte a beber alcohol ¿Prefieres limonada o agua mineral? – preguntó el hombre mayor.
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El señor del infierno
Hayran KurguMewGulf El muchacho que había comprado por simple aburrimiento había sido eso, un simple capricho. Sin embargo, lo que Mew Alessandro Suppasit, líder de la mafia más importante de toda Italia desconocía, es que tal joven se iba a convertir en la per...