Capítulo 18

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Renuncia de derechos. Todos los personajes usados en este fic, créditos a sus respectivos creadores.

Cómo nos habíamos quedado, Goku había llegado 3 minutos antes de que se acabará el tiempo pactado.

Había llegado en un bello auto moderno y un traje elegante, que enmarcaba sus músculos, se encaminó hacia la portería.

Su porte recto, su expresión y su caminata eran imponentes para el portero, que se apretó la mano que le temblaba a causa de la mirada que recibía del Saiyan.

Los presentes estaban sorprendidos de lo bien que se veía Goku con el traje, las mujeres se sonrojaron por los músculos que se enmarcaba al Saiyan

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Los presentes estaban sorprendidos de lo bien que se veía Goku con el traje, las mujeres se sonrojaron por los músculos que se enmarcaba al Saiyan. Su cuerpo fornido, al marcarse por la camisa y con su caminata se enmarcaba más.

Llegó al frente del guardia y sus ojos escuetamente cambiaron a turquesa. Un escalofrío pasó por el hombre por ese cambio repetino, sobre todo por las emociones que vio en ese escueto cambio.

Supongo que yo ganó la apuesto, ¿no es así, señor~? - arrastrando las palabras para que sea más evidente la burla, habló el Saiyan.

Su mirada brevemente se posó en Inko y le guiñó el ojo, provocando un sonrojo en ella. Izuku se acercó a Goku y dirigió sus brazos a él, indicando implícitamente que lo cargará.

El Saiyan aceptando el pedido, se arrodilló y alzó a Izuku, apegándolo a su pecho protectoramente. El peli-verde miró al guardia y le sonrió con suficiencia.

El portero apretó los puños del enfado por la mofa de un niño, quiso acercarse para que respetará a los mayores pero una fuerza invisible lo detuvo en su sitio.

Alzó un poco su cabeza anteponiéndose un poco a la fuerza, para observar como los ojos del Saiyan tenían un tenue brillo, indicando inequívocadamente que él fue el que lo inmovilizó.

¿Qué querías hacer? No sólo hablaste mal a Inko, sino que también querías dañar a mi hijo - encontrando las acciones del portero nauseabundas, preguntó el Saiyan mirándole despectivamente.

Cóm... - quiso saber el portero, contemplando asombrado al peli-negro.

¿Cómo lo sé, quieres saber? - adivinando lo qué le iba preguntar el portero, interrumpió el Saiyan.

Un asintimiento fue lo único que recibió de confirmación.

Puedo leer las mentes, niño - respondió el Saiyan hablándole telepáticamente al guardia de la puerta de entrada.

Este lo miró sorprendido por oír una voz en su cabeza.

En fin, con esto gané la apuesta. Así que, como habíamos pactado, ahora debes pagar nuestra cuenta~ - habló el Saiyan burlonamente, colocando la misma expresión de suficiencia de su hijo.

Sintiendo un peso en su manga derecha, centró su visión ahí observando a la peli-verde, la cual sólo movió su cabeza a un lado para que viera al hombre.

El padre de MidoriyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora