Renuncia de derechos. Todos los personajes usados en este fic, créditos a sus respectivos creadores.
Era otro día en la ciudad de Musatafu, como era de costumbre, todos salían hacer sus cosas.
Pero dejemos de lado la ciudad, yendo a un bosque, se encontraba un guerrero durmiendo plácidamente en su cama, hasta que de pronto abrió sus ojos somnolientamente. Se estiró, tronando sus huesos.
Empieza un nuevo día - se dijo el Saiyajin, saliendo de su cama y colocándose un dogi que había en la máquina de gravedad.
Entrenó unas horas, dos para ser exactos. Él se despertaba a las 5, se vestía y hacía dos horas de entrenamiento/calentamiento, para quitarse el sueño.
Terminando sus dos horas de entrenamiento, lo sabía gracias a un cronómetro que compró. El teléfono no lo usaba, porque le resultaba muy tedioso manejarlo, así que mejor se compró un cronómetro.
Se bañó en el lago que había, cazó su comida y la preparó, se la comió rápidamente. Le colmó el hambre que sentía luego del calentamiento.
Se quedó un rato mirando a la flora y fauna del bosque, plasmando una sonrisa nostálgica en su rostro. Lo que más rememoraba era el tiempo con su abuelito, alejando los lastimeros pensamientos, se levantó y se dirigió hacia la ciudad.
Mientras miraba a su alrededor, su celular, sonó. Lo sacó de su bolsillo y al ver quién llamaba, sonrió, parece que ya lo había conseguido.
Hola, Tony. ¿Cómo estás? - preguntó Goku siguiendo con su caminata, contestando la llamada.
[Bien, Goku. Gracias por preguntar, oye ya hice lo que le pediste] - habló Tony animado de hablar con su amigo, informándole sobre el favor que le había pedido.
Oh, muchas gracias. Tony, ¿dónde es? - cuestionó el Saiyan deteniéndose al ver luz roja en la vía donde transitaba.
[Bueno, es un restaurante muy lujoso, se llama Joel Robuchon Restaurant. Es un restaurante de comida francesa, lo reserve para 3 personas y es en la noche, específicamente a las 9 de la noche, el 4 de julio como pediste] - explicó Tony con algo de seriedad, el restaurante era bastante lujoso y costoso.
Gracias, Tony. ¡Algún día te pagaré este favor, hasta pronto! - exclamó emocionado, colgando la llamada.
[¡Espera, Goku...!] - se cortó la llamada justo cuando Tony iba a volver hablar.
Con Tony:
Mierda me colgó, tenía que informarle que a ese restaurante sólo se puede ir con ropa formal - se dijo a sí mismo algo enojado de lo apresurado que es su amigo.
Intentó llamar otra vez para informarle, pero lo único que recibió fue el típico tono de "este número no se encuentra disponible, por favor inténtelo más tarde". Una vena de enojó se enmarcó en Tony.
¡Carajo contigo maldito pelos de palmera! Arregla tu problema solo - expresó algo enojado Tony con su amigo, luego se calmó un poco y fue a entrenar mejor sus movimientos de artes marciales.
Con Goku:
Este iba caminando calmadamente, la noticia que le dio Tony lo puso de buen humor. Ahora debía preparar un regalo para Inko y ya sabía cuál, lo único que necesitaba la ayuda de Izuku para hacerlo.
Con eso en mente, se dirigió hacia al apartamento de la familia Midoriya. Si lo pensaba detenidamente, esta había sido su rutina diaria desde que llegó a este mundo.
Sin embargo, no se quejaba había comprendido y aprendido fundamentos que antes no sabía. Y en lo profundo le hacía feliz, pero la forma en los que las aprendió, le seguía pareciendo aburrido y tedioso.
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El padre de Midoriya
RandomDicen que las leyendas no nacen sino que se crean, cada una de estas leyendas puede variar, pero la leyenda de que les contaré ahora trata de una que con sus actos puede cambiar el rumbo de la historia. Portada hecha por @DaniMorales820.