Capítulo veinticinco

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*Has recibido un mensaje nuevo*

Número desconocido:
Era de esperarse que te pusieras a llorar como una insoportable niña llorona, ¿no?
Solamente con tal de recibir la atención de Eijiro.”

El corazón de Katsuki empezó a latir con tanta fuerza, tanto así que sentía como con cada pálpito de su corazón respiraba más fuerte.

Volteó hacia atrás, mirando como Eijiro, ajeno a lo que repentinamente le pasaba, calentaba en el microondas las palomitas de maíz.

Luego regresó su vista hacia su celular.

Sus manos estaban temblando levemente y dudaba en si querer contestar o no.

Mina Ashido había estado molestándolo después de la época de Navidad, alterando cada uno de sus nervios así como en aquel tiempo en que él empezaba a salir con Eijiro.

No sabía que era lo que a ella le pasaba para que estuviera intimándolo cada vez que podía.
Lo peor era que, como Katsuki es tan sensible, no hacía más que llorar en silencio sin decirle nada a Eijiro.

Sabía que estaba mal y que no tenía que callárselo a su novio.

Pero Ashido le había dicho en una ocasión de que él era tan molesto y quisquilloso con Eijiro, que seguramente le estaba irritando.

Lo peor fue que Katsuki le creyó.

Decidió contestar.
Traté de no llorar, lo juro :(
Pero me dolía tanto el cuerpo y no pude aguantar.”

El olor de las palomitas ya se estaba sintiendo por el lugar, pero aunque habitara ese olor gratificante de la mantequilla, Katsuki lo ignoraba y quería volver a llorar.

Ashido había estado todos esos días acompañada de un muchacho alto y obeso, al quién mandaba para ir a golpear a Katsuki en los momentos en que éste estaba solo.

—Procura no golpearlo en la cara o su noviecito se dará cuenta de qué le están haciendo.

Fueron las palabras de Ashido, con una sonrisa tan cruel y burlona que hizo sentir al menor más débil de lo usual.

Hoy, ya eran cuatro veces del que éste golpeaba a Katsuki; y todas esas veces terminó llorando y acurrucándose a si mismo, sin decir nada a nadie.

Habían veces en que Ashido decía a su amigo que lo dejara. No en tono de ruego, sino con un deje de frialdad que no mostraba compasión.

Pero algunas veces, el llamado Taishiro, no obedecía sus órdenes.

➪Has recibido un mensaje nuevo.

Número desconocido:
Me sorprendo del como Eijiro disimula soportarte.”

Entonces, cuando Eijiro pasó a recogerlo al colegio, éste caminando con quejidos llegó hacia su novio, quién lo abrazó en un fuerte abrazo de oso que le hizo lastimar su cuerpo adolorido e incluso hacerle llorar.

—Cariño. —se alarmó Eijiro, apartándose de inmediato—. ¿Te he lastimado?

Pero no.

Era obvio que Eijiro no llegaría a lastimarlo.

El menor no contesto, solo negó con su cabeza mientras escondía su rostro en el cuello de su novio y rompía a llorar. Quería gritarle a Eijiro de que lo ayudara, decirle que lo estaban lastimando y que fuera a protegerlo como en los otros tiempos.

Pero no se atrevía.

Así que solamente puso una excusa.

—Es que… —empezó—. Y-yo… creo que reprobaré matemáticas.

Posesivo [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora