Capítulo treinta y cinco

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Para leer este capítulo primero tienes que leer el capítulo 15 y 16 hasta donde dice “varias semanas antes”

Luego de haber leído estos, te darás cuenta que tiene concordancia con el capítulo 33 que fue el del engaño.

El capítulo de hoy tiene continuación con la mitad del capítulo 16.

Explica cada uno de los puntos que se tratan hasta el número 10.

Si no han leído nuevamente esos capítulos, entonces no lean este. No quiero ver personas escribiendo cosas como “ya se me olvidó que había pasado” porque entonces no tiene sentido está actualización.

No esperen cosas bonitas, feels al máximo y diabetes tipo II en este capítulo. Porque en este se darán todos los sucesos entre Katsuki y Eijiro por separado.
 
[...]

 

Juguemos a que yo doy todo por ti,

Luego yo me enamoro y tú no.

Solo disimulas que lo haces y luego tú me engañas.”


Eijiro detestaba esas películas de amor que Katsuki y sus hermanas miraban y pasaban llorando o suspirando por horas.

Cuando Katsuki le decía:

-—Kiri, miremos una película…

Él sabía de que se refería a esas películas donde todo es romance y pasan besuqueándose durante la mitad de ella para que luego se engañen y al final se perdonen.

Ridículo.

Muy cliché.

Eijiro se las sabía todas.

Lo que nunca previó fue que su propio novio lo engañaría con la persona que decía ser su amigo. (O con el que lo intentaba ser)

¿Desde cuándo había entrado él mismo en acción a esas ridículas películas?

Él se sentía en la suya propia; donde él es la versión indefinida de el chico o la chica, debido a que él era el de los pantalones en la relación y porque a él fue al que engañaron.

Nunca se sabe quién es el que engañará, si el chico o la chica. Aunque los chicos tienen más probabilidades de ser infieles… pero las chicas también pueden ser unas hijas de puta si se lo proponen. Ambos son peligrosos.

Eijiro no lo sabía a la perfección, pero al menos eso fue lo que Momo le dijo.

Y hablando de Momo… ella volteó a ver a su hermano.

Eijiro giraba en silencio una moneda que tenía en su mano, perdido en su propio mundo, ido de la película que estaba viendo con sus hermanas y del mundo entero.

Ella odió todo.

Odió ver así a su hermano, odió que él se estuviera ahogando y no pidiera auxilio.

Odió que su hermano no demostrase ningún sentimiento alguno más que solo de odio.

Él no lloraba.

Tampoco pedía ayuda.

No decía nada más que solo un “estoy bien” y tampoco decía cómo estaba tomando todo.

Ella y sus hermana habían ido a Shizuoka para visitarlo. Cuando llegaron, fue Tenya el que les contó lo sucedido con Katsuki, porque de lo contrario Eijiro no hubiera dicho nada. No entendía cómo existían personas tan privadas con su vida y con sus sentimientos.

Por eso no entiende a Eijiro.

-—Eijiro…

-—No quiero hablar de eso, cariño. –le cortó.¿Cómo sabía de que le hablaría de Katsuki? Él ni siquiera la miró, siguió girando la moneda—-.No tengo ánimos para hablar de él.

Posesivo [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora