Posesivo [Kiribaku]

Capítulo treinta y seis

“Si retrocedemos el tiempo y nos encontramos por primera vez

No te quedes junto a la farola

Ni siquiera sonrías, no te pases el pelo con la mano izquierda

así que te pasaré de largo"

Habían pasado cuatro meses desde la última vez que Katsuki y Eijiro se reencontraron en el partido de ChileGreen contra Shiketsu.

Los cambios iniciaron desde la tercera semana en que Katsuki y Eijiro habían terminado.
Ahora, podría decirse que la nueva rutina comenzaba a hacerse costumbre y las variantes actividades diarias eran tan agotadoras para lograr mantener la mente ocupada de Eijiro.

Pero no fue fácil.
Dos años y luego todo se fue al diablo.
Todo inició un día en que la puerta de su cuarto se abrió de repente y su tío llegó a apartarle las sábanas de su cuerpo que lo cubrían por completo.
Con toda la autoridad del mundo, le dijo:

--Una mente ocupada no extraña a nadie. Ahora levántate, Eijiro, que estoy cansado de verte así.

Eijiro en ese momento se irritó, pero luego de darse una larga ducha y cortar el césped por obligación, reflexionó atento a las palabras de su tío y por alguna razón llegaron a abofetearle el orgullo. Él tenía razón… era hora de cambiar.
No podía quedarse deprimido para toda la vida y tampoco quedarse estancado llorando por una relación en la que había sido engañado.

--Eijiro, no quiero hablar otra vez de eso.—dijo Tenya, sorbiendo de su bebida y sentándose a mirar como Eijiro podaba el césped con la máquina. Se supone que ambos tenían que hacerlo, pero Tenya no había hecho nada más que solo acomodarse en la silla y observar a Eijiro--. Solamente te hace daño.

--No me estoy haciendo daño. –mintió él. Se recostó en la podadora y con su antebrazo apartó el sudor de su frente. Hacía un calor horrible y el aire envés de ser fresco era igual de asfixiante--. Solo piénsalo, me cambió demasiado rápido.

Tenya rodó los ojos.
--Eijiro

--Es horrible. –escupió--. Pasar dos años de tu vida enamorándote de una persona y que a éste ni siquiera le importes. Lo conoces, lo conquistas y cuando por fin lo tienes a tu lado, ¡Bom! Te lo quitan. Es injusto, ¿no crees?

--No tengo idea, nunca me ha pasado.

--¿Qué cosa?

--No lo sé, que me quieran por tanto tiempo.
Las personas se cansan de mi muy rápido.

Eijiro suspira.
--Yo estoy harto de ti desde que te conozco y no hay modo que te vayas a la mierda.

Ambos comenzaron a reír.
Tenya palmeó el asiento a su lado, invitándolo:
--Descansa, te compré una soda.
Tienes que despejar esa mente, hermano.
Me estás cansando en el tema de Katsuki

Eijiro no dudó en hacerlo.
Se quitó la camiseta, que estaba de lo más asquerosa por el sudor y tomó de la soda que Tenya le había comprado.
--Tienes razón.

--Pero piénsalo, en su relación diste mucho pero recibías muy poco. Había amor, sí. Más no tanta comunicación. Shinso de alguna forma se enteró de las cosas que hiciste mientras no estabas con Katsuki. Tenías una mala reputación y a ti no te gustaba hablar de tu vida, tampoco era de mucha ayuda. No le contaste nada de lo que eras a Katsuki y él solo conoció de ti gracias a los rumores, ¿Cómo querías que reaccionara cuando Shinso le contaba tanta estupidez? ¡Él no sabía nada! Shinso se encargó de etiquetarte como el malo y lo logró. Él no es estúpido, tampoco estoy queriendo decir con esto de que tú tengas la culpa, pero si te pones a pensar hay muchas cosas que tuvieron que ver con lo que hizo.