La región de Phantomia es un lugar lleno de misterios oscuros que la hacen ver como una región mística y maldita.
Malva, una chica de dieciséis años, empieza su viaje por esta región, con un objetivo claro: encontrar a su hermano Alec, un Pokémon R...
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A pesar del ardúo día que fue el anterior, Malva se levantó con energía. No se había olvidado del ataque del Equipo Phantom en Ciudad Brisa, pero tampoco podía estancarse en su viaje sólo por un ataque del enemigo.
- Buenos días, chicos.
Bostezó, saludando a sus pokémon. Había empezado a tener la costumbre de dormirse con ellos fuera de sus pokéballs. Ya no temía a los pokémon tanto como lo hacía antes de salir de Pueblo Ánima, y aquel era un avance del cual se sentía orgullosa.
- ¡Lia! - ¡Min! - ¡Dier!
Exclamaron todas las criaturas, subiéndose de golpe a la cama de Malva para darle un abrazo.
- Hoy marcharemos a Ciudad Lírica. ¿Qué os parece ir a por nuestra segunda victoria en Phantomia?
Indicó, levantándose de la cama, estirándose en el proceso.
Se vistió rápidamente y salió de su cuarto, para luego salir del edificio, no sin antes agradecer a la enfermera por su servicio.
Cuando salió del Centro Pokémon, encontró a alguien que no se esperaba.
- ¡Buenos días, Sakura!
Saludó, alegre, a la líder de gimnasio de la ciudad, que parecía estar paseando con sus pokémon de tipo bicho.
- Veo que eres madrugadora.
Rió la líder, saludando a la de ojos zafiro con la mano.
- Así es.
Afirmó Malva, animada.
- Quiero ir cuanto antes a Ciudad Lírica, y enfrentarme a la líder de gimnasio lo antes posible. - ¡Oh, perfecto! Mucha suerte. Obvio que Mika no te lo pondrá fácil, así que no bajes la guardia ni caigas en sus encantos. No por nada es líder de gimnasio.
Advirtió Sakura, antes de despedirse de la entrenadora que la había derrotado el día anterior.
"Esta chica va a llegar lejos, lo sé."
- ¡Vooooool!
Sakura se dio media vuelta, estando cara a cara con su amigo Volcarona.
- ¿Tú también has dormido bien, amigo mío?
Cuestionó, acariciando su cabeza con cuidado, para no quemarse con las escamas ardientes que desprendía aquel pokémon, sin querer.
