La región de Phantomia es un lugar lleno de misterios oscuros que la hacen ver como una región mística y maldita.
Malva, una chica de dieciséis años, empieza su viaje por esta región, con un objetivo claro: encontrar a su hermano Alec, un Pokémon R...
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Malva suponía que a Greninja no le hacía ni pizca de gracia hacer surf en aguas tan frías, pero, por lo menos, una vez que iba descendiendo por aquella vía marítima, pudo vislumbrar Ciudad Aqua, en una isla bastante bonita.
- El agua ya no está tan fría, ¿no, Greninja?
El pokémon no contestó.
- Oyeee, ¿te has enfadado conmigo? - Gre... - Es que no había ningún barco que nos pudiese llevar, si no. - ... - Te lo compensaré cuando lleguemos a Ciudad Aqua.
Si había algo que Malva había aprendido de Greninja desde que era un Froggit era que, no destacaba por ser muy expresivo, pero se le notaba a la milla cuando estaba molesto por algo.
Cuando llegaron a la orilla de Ciudad Aqua, Malva buscó en su bolsa.
- Toma. Son pokochos amargos, tus favoritos.
El pokémon, sin decir nada, se zampó aquellos dulces en un periquete.
- Gre, Gre. - Ahora sí que estás animado. Hay que ver...
Rió la de ojos zafiro, dando un par de golpecitos suaves sobre la cabeza de su pokémon.
- En fin... Voy a sacar a los demás, que hace bueno.
Cogió todas sus pokéballs y dejó que todo su equipo saliera.
- Ya estamos en Ciudad Aqua, y, según el mapa, nos queda llegar a Ciudad Alada para nuestro último gimnasio.
Comentó la joven.
- Ahora, vamos a buscar el hospital. Hay que ver cómo está Criss.
Seguida por toda su "tropa", Malva pisó, propiamente, los cimientos artificiales de la ciudad, buscando, con su mirada, algún edificio o un cartel que dijera dónde estaba el hospital.
Tardó unos veinte minutos en encontrarlo, pero, cuando entró en aquel edificio blanco pristino, se quedó paralizada al ver tres personas, dos de ellas, familiares.
- Debería estar por llegar... ¡Me dejó hablando solo en el Lago Purgatorio!
Se quejó la voz de Kurai, haciendo que sus dos acompañantes rieran.
- ¡No os riais! Sois los peores.
Bufó el albino, pero, de pronto, todos miraron a Malva, habiendo oído que la puerta de entrada del hospital se había abierto.
