La región de Phantomia es un lugar lleno de misterios oscuros que la hacen ver como una región mística y maldita.
Malva, una chica de dieciséis años, empieza su viaje por esta región, con un objetivo claro: encontrar a su hermano Alec, un Pokémon R...
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Malva se quedó entrenando toda la mañana. Quería entrenar un rato más en alguna ruta cercana, aunque la Ruta 9 era un poco peligrosa por los peligros que la acechaban. Aquel era su plan, pero, cuando salió del Centro Pokémon, oyó un chillido que provenía de una tienda de aspecto tradicional.
- ¡Basta, por favor, le estáis haciendo daño!
Cuando Malva llegó, se quedó en shock, viendo a un pobre Audino, débil en el suelo, rodeado de pokémon imponentes. Cerca de estos, había figuras que ya conocía: reclutas del Equipo Phantom.
- ¡Arbok, acaba con esta criatura con Colmillo Veneno!
Antes de que el pokémon actuara, Malva sacó a Kirlia.
- ¡Aléjalos de ahí con Psíquico!
Ordenó, y Kirlia hizo lo que su entrenadora le pidió.
- ¿¡Tú otra vez!? ¿Cuándo dejarás de interponerte en nuestros planes? - ¡Audino!
Exclamó aquella voz por la que había ido a aquel lugar. Era una mujer alta, albina, de ojos verdes que reflejaban miedo y preocupación por su pokémon.
- ¡Greninja, ayuda a Kirlia y usa Shuriken de Agua!
En poco rato, los pokémon del Equipo Phantom fueron cayendo como moscas, y los reclutas se retiraron a toda pastilla.
- Muchas gracias, de verdad.
Agradeció la albina, haciendo una reverencia con la cabeza. Le estaba dando unos polvos verdes a su pokémon, quien, poco a poco, fue despertando.
- Dino... - ¡Audino, menos mal!
Exclamó la desconocida, abrazando a aquel amigable pokémon, típico de los Centros Pokémon.
- Perdón por todo esto. Soy Helena, encargada de este herbolario.
Se presentó la mayor, ayudando a su pokémon a incorporarse.
- Este es mi amigo Audino. No puedo considerarme su entrenadora como tal, pero es mi acompañante en esta tienda. - Entiendo. ¿Qué buscaba el Equipo Phantom?
El semblante de Helena se tornó serio.
- Verás, yo, hace tiempo, fui líder de gimnasio de esta ciudad, pero mi pasión por la medicina tradicional era superior a lo que sentía mientras combatía.
Explicó la albina, rehaciéndose una coleta.
- Así que le cedí el puesto a mi hermana menor, la actual lider de esta ciudad.
