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–¿Qué crees que nos hagan? –Miró a Hoseok.

–No lo sé, quizás pruebas para ver si somos inmunes.

–¿Qué pasa si nos separan?

–Trataré de que eso no suceda.

Luego de un rato llegaron a la base. Uno de los militares abrió las puertas de la parte trasera para que los chicos bajaran.

–Muy bien, dejen sus armas aquí. –Señaló la caja de metal.

–¿Y eso porque?

–No haga preguntas, y solo obedezca.

–No somos ningunos perros.

–Ahora lo son.

–¿Te creés mucho maldito imbécil? –Tae tiró sus armas al suelo para acercarse al hombre–. Solo porque tienes un uniforme que huele a prostituta.

–Si, tu madre sabe muy bien sobre eso.

–También me cogí a tu madre anoche. –Escupió sobre el rostro del militar.

–¡Taehyung! ¡Ahg! –Se quejó cuándo unos oficiales lo derribaron para esposarlo.

Los oficiales del lugar se acercaron a los chicos para esposarlos quitándoles sus pertenencias. Tomaron a los chicos por los brazos para llevarlos al patio trasero. Los militares se acercaron a ellos para ponerlos de rodillas de forma brusca.

–¡Yo no me le arrodillo a nadie idiota! –Gritó Taehyung levantádose del suelo. El oficial se acercó a él colocando su arma sobre su frente–. Dispara si tienes huevos. –Sonrió mirando fijamente al oficial.

–Baje el arma. –Dijo un hombre saliendo del edificio.

–Este imbécil apenas llega quiere hacerse el valiente.

–Que sea más hombre que tú no es mi problema.

El oficial golpeó a Kim con su arma haciendo que empezara a sangrar por la boca. Tae escupió para luego mirar al oficial.

–Si no tuviera esposas tus órganos estarían esparcidos por el campo.

–Muy bien, ya dejen de pelear. –Miró a los chicos para luego a los oficiales–. Llevenlos a las celdas.

–¡¿Qué?! ¡Se supone que seríamos evacuados! –Dijo Hoseok forcejeando.

–Lo serán, primero tenemos que hacerles unas pruebas.

–¿Ahora seremos sus ratas de experimento?

–No chicos, necesitamos saber si son inmunes.

El hombre miró a Hoseok analizándolo de píes a cabeza, para luego acercarse a él tomando su mandíbula con delicadeza.

–¿Cómo te llamas?

–Jung Hoseok.

–Jung Hoseok. –Susurró y miró a los oficiales–. Llevenlos a mi laboratorio.

Hoseok miró al hombre mientras caminaba alejándose de ellos. De repente su cabeza empezó a doler, ese mismo dolor que tuvo en el hospital, con las mismas voces.

Al fin te graduaste.

Estamos orgullosos de ti.

Te irás un tiempo con él.

Estoy orgulloso de ti, mi pequeño Jung.

–Ese hombre... –Susurró y miró a los chicos.

–¿Eh?

–¿Qué tiene que ver?

–Ese hombre. –Remojó sus labios para luego ver la puerta de la habitación–. Es mi tío...