La bailarina cierra la puerta. Mientras me quedo como un bobo, sonriendo en esta habitación vacía. Pero no tengo mucho tiempo, hoy tenemos otra reunión de trabajo con Richard. Y debo de moverme rápido, no quiero llegar tarde a la empresa.
Una vez listo, salgo de la casa y me voy hacia ese lugar de mala muerte.
La gente que vive por ahí, se sorprende al ver a un auto lujoso entrar a la zona más humilde de Buenos Aires. Pero dónde está Richard, no vive nadie cerca. Cuando estoy a punto de estacionarme, veo a Eduardo entrar a la casa. La está pasando tan mal como yo. En estos días, él es único que me entiende y el cual puedo contarle sin omitir ninguna detalle.Bajo del auto y presiono el botón, asegurando el auto. Quizás a uno de esos tipos se les haya abierto la mente y querer algo mío. Miro alrededor y no hay nadie. Así que entro a esa pocilga.
-Que gusto verte de nuevo, Alfonso- me habla como si fuéramos hermanos.
-Richard, no te cansas de decir lo mismo y escuchar siempre mi comentario respecto a tu hipocresía- mascullo.
Observo a Eduardo por un breve momento quien está sentado alrededor de la suerte de Richard.
-Nunca pierdo la esperanza, de que puedas cambiar de humor- chasquea la lengua.
-No tengo tu tiempo, así que empecemos- me siento a lado de Eduardo y Richard queda en frente de nosotros.
-Ya conseguí los equipos que me sugeriste y vaya que son de última tecnología- de inclina para coger una caja y la coloca encima del escritorio- se escucha perfectamente a la distancia que estaremos en ese casino.
-¿Probaste todo?
-Por supuesto- me responde.
-Bien, ¿Los trajes?
-Eso están listos para mañana.
-Eduardo ¿Las identificaciónes?- le pregunto. El siempre ha tenido talento para eso, y poder meternos como empleados a las plataformas de la compañía.
-Esta tarde las tendré.
-¿Seguro? ¿No habrá inconveniente?
-No Alfonso, sé cómo hacerlo, no lo olvidado peor ahora que está mi hija en medio de esto- lo fulmina con la mirada a Richard.
-No me mires así, no me dejaron otra salida. No querían ayudar a un amigo- resoplo. Sigue con su maldita ironía.
-Debemos repasar el plan- saco los audífonos, micrófonos y mini camaras de la caja. Eduardo y yo verificamos que esté bien, a pesar que Richard, ya lo hizo.
Repasamos los planos, me di cuenta de unos lugares que son más confiables y menos riesgoso, por dónde deberíamos entrar y salir. Tenemos las horas de los guardias de seguridad, del gerente y cada uno de los empleados.
Todo pasar estar bien, pero es un casino, no un banco. Si seguridad, supera a los bancos. Y por eso ando ansioso y preocupado. Las posibilidades de que falle es un cincuenta y cincuenta. Y estoy a pocos días de arruinar mi vida.
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Devuélveme El Corazón.
Lãng mạnAnahi y Alfonso con personalidades iguales, descubrirán que no son sólo un deseo. No podrán salvarse de su propio remolino de pasión, ni siquiera pueden detenerlo.