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Cruzo las malditas puertas de la ciudadela, echando chispas. Las preguntas siguen en mi cabeza. Sentir alivio fue por un breve momento. Ahora estoy es..., Dolido. Esto es una maldita locura. Me a golpeado el orgullo, y lo único que quiero es conducir sin rumbo alguno y que ella esté a mi lado. Meneo la cabeza gruñendo.

-¿Por qué?- lanzo de nuevo preguntas. Si no me da información, voy a enloquecer.

-No quiero escucharte.

-Necesito saber, tengo que saber- exijo.

-Tu no debes de saber nada de mi vida. Absolutamente nada. Lo que importa y lo único por la cual te importa, es que no me follo a nadie más. Yo no sé, que ocurrió hoy pero definitivamente no me dirán nada, ni podre reclamar. El único que puede eres tú, y espero que lo hagas. No quiero que vuelva a pedirme ese imbécil- ladra. En cada una de sus palabras, se sentía el resentimiento, fastidio, odio, rencor o quizás aún le duele.

Trago saliva.

-Por supuesto que lo haré.

-Bien.

-¿No quieres volver a verlo?

-Te dije que no.

-Si te pidió es porque quiere recuperar- se me escapa ese pensamiento.

Resopla.

-No me interesa sus razones. Solo no quiero volver a verlo- relajo mis hombros.

-¿No lo amas?- se ríe con amargura.

-Me da asco- sonrió en mi interior.

-Bien. Y recuerda que hemos decidido quedar de acuerdo en vernos...

-Si, mierda, lo sé, pero pensé que era una sorpresa.

-Una sorpresa nada agradable para los dos- suspira-... No lo olvides para la próxima- pone los ojos en blanco.

-Me quedó claro.

-¿No logro tocarte?- entorna los ojos furiosa. Clava su mirada en mi.

-Te había dicho que no. Y es lo unico que te interesa- lo dice indignada.

-Me interesa que no te haya hecho daño. Que no te haya lastimado ni forzado a nada.

-No lo hizo, y no quiero recordar esos malditos momentos.

-Necesito asegurarme.

Nos quedamos en silencio, no tengo nada más que decir por ahora. Me conformo de saber que lo detesta igual o más que yo. Ismael, no tiene nada de ventaja sobre la bailarina. Es mía, solo mía, y me prefiere a mi así sea como su cliente. Pero con él, ni por dinero se acostaría. Y estoy seguro que no me elige solo por eso.

Conduzco sin saber a dónde voy, pero definitivamente nada de gente, no quiero que nos vea así. Con estas cosas estúpidas en el rostro. De la nada, se me ocurre la casa que acabe de comprar. Y me dirijo hacia ella. No estamos muy lejos, en unos 20 minutos llegaremos. Mi móvil suena y es de nuevo Nicole. Ignoro la llamada.

-¿Tienes una hermana?

-Tengo una familia- no soy muy descriptivo.

-No me parece justo. Respondí a tus preguntas, aunque fueron privadas y tú no puedes ni una sola- vuelve a clavar su mirada en mi. Lo mejor es que la distraiga, debe de estar aún asustada.

-Si, tengo una hermana y es menor, y también una hermosa madre. Mi padre...- presiono los labios. Y me quedo en silencio. No debí mencionarlo, no con ella.

-Oh, lo siento.

-Gracias. Tengo una pequeña familia ¿Y tú?

-Solo mi madre, ella fue hija única igual yo.

Devuélveme El Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora