no lo soporta

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Está desnuda en la cama y lo único que tiene puesto es el antifaz. Me inclino y meto la mano en su sexo. Presiona los labios. Respira profundo quizás preparándose para esto, pero si sigue así me detendré y me iré. Separo sus piernas y beso su muslo. Beso su sexo y meto la lengua. Ella no está excitada. No dejaré que ella humille mi hombría. Hundo la cabeza entre sus piernas. Jadea y tira de mí cabello. Aun no esta húmeda. Asciendo a su barriga, su pecho, chupo el pezón y con la otra mano acaricio su seno. Quizás se humedezca con otro método. Bajo mi mano de nuevo a su clítoris e introduzco el dedo. Se retuerce. Beso su hombro hasta el otro hombro. Meto y saco el dedo. Ella se muerde el labio inferior.

-Quítate la máscara- ordeno.

-No, fue mi condición.

-¿Por qué?

-No quiero que sepan mi identidad.

-¿Acaso eres alguien importante?- introduzco con fuerza el dedo. Gime.

-Más o menos.

-¿Acaso me estoy acostando con la primera dama?- bromeo con mi dedo dentro de ella. Cada vez más húmeda.

-Quizás- contesta entre gemidos.

-Oh, seria realmente bueno acostarme con la mujer del presidente- beso su cuello. Retiro mi dedo para penetrarla. Coloca sus manos en mi espalda y jadea. Es una abrumadora sensación estar dentro de ella. Muevo deprisa las caderas hacia las suyas, a un ritmo imparable. Jadea. La beso con demasiada excitación. Veo su rostro y su mirada inocente me detiene, los movimientos no son tan rápidos.

-¿Quieres que siga?- pregunto al verla triste.

-Si- si voz no es convencente.

-Casi no estas húmeda, mejor será que no continúes. No quiero obligarte- quiero sacar mi miembro pero ella clava sus dedos en mi nalgas.

-Ya lo hicieron, además ya empezamos debemos de terminarlo. No tengo opción- me besa. Su beso es suave y tierno, pero no estoy para eso. Muevo los labios más rápido y soy tosco. Mi ritmo vuelvo acelerarlo. Gime en mi boca. Entro y salgo sin misericordia. Cada vez sus jadeos son más altos, sus manos tocan mi cuerpo. Mis músculos se tensan y me hundo en ella hasta lo más profundo. Me corro soltando el aire.

-Quiero que esta vez tu me hagas acabar- susurro en su oreja y mordisqueo su oreja.

Me siento en el borde de la cama y se coloca encima de mi regazo. Y la penetro de nuevo. Jadeo al estar de nuevo en ella. Coloco las manos en su cadera y ella en mis hombros. Empieza a moverse de arriba abajo, muy despacio. Me esta torturando con sus agradables movimientos. Me sostengo con fuerza con mis manos para estar en lo más profundo de su vagina. Gime. Mis caderas van hacia ella y las de ella hacia a mi. Lo hace más deprisa, sus jadeos son cada vez más fuerte con cada embestida profunda. La exquisita sensación me desborda. Presiono la mandíbula cuando logra con cada uno de sus movimientos llegar hasta el límite y me corro. Lo ha hecho estupendamente bien. Ella no se detiene, no ha llegado a su orgasmo aún. Mece las caderas y gimo. Beso su cuello hasta su oreja. La tumbo en la cama y vuelvo a quedar encima de ella.

-Volteate- le ordeno y lo hace. Cuando sus nalgas tocan mi miembro, el deseo vuelve imparable. Levanta las rodillas y cuando su nalga esta de punta le doy una palmada. Gime. Le doy otra palmada y arquea la espalda. Sujeto su coleta y la dejo inmóvil. Le doy otra palmada, cierra sus ojos con leve dolor. Y le vuelvo a dar otra embestida hasta el fondo. Gime y abre la boca en forma de O. Vuelvo a follarla sin compasión, sacando toda mi rabia, mi ira y las malditas palabras de mi hermana que fueron las que me hirieron. Todo lo saco con la bailarina, cada penetracion hace aferrarse a las sábanas. Con la mano suelta, toco su muslo y subo hasta sus nalgas, luego en su cadera y la llevo hacia mi. Tiro mi cabeza hacia atrás cuando me vengo otra vez. Todo se va.

Devuélveme El Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora