prisioneros

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Coloco las llaves en el pomo y luego la giro. Y hay demasiado silencio. Cuando cruzó el umbral y cierro la puerta. Siento unas manos en mi muñeca y suena el cierre de una esposa. Me giro rápido y antes de que logré esposarme, lo hago con ella.
Su cara es de sorpresa y molestia.

-Mierda- se queja.

-Debiste de ser más rapida- le digo. Doy un paso hacia ella y la acorraló contra la puerta. Rodea los ojos- no tenías planeado esto ¿No es así?

-Por supuesto que no, quería hacerlo divertido.

-Tambien puedo hacerlo divertido.

-No es lo mismo.

-Querias tenerme en tus manos- coloco un mechón detras de su oreja.

-Si y me salió mal mi plan- refunfuña, mientras me río por su mala planificación.

-Suerte, para la siguiente vez- rozo la nariz desde su oreja hasta su clavícula. Su respiración empieza a cambiar.

Ella me toca la polla, y empieza a darle maravillosos masajes.

Jadeo.

-¿Te dejaron con las ganas?- meto los dedos en su zona íntima y está húmeda.

-Me parece que a ti tambien- tenso la mandíbula.

-Estaba muy bueno el tipo- agarro su muñeca que está libre, bueno estaba. Y la llevo encima de su cabeza igual a la otra. Y con la mano que tengo en la esposa, sujeto sus manos.

-Repite eso- inquiero. Ella enarca una ceja y le parece divertido, cabrearme.

-Que está muy bueno con él hombre que salí está noche- me aferró en su cintura con mucha fuerza pero que sea soportable, hace un gesto de dolor por un momento.

-Si estuviera bueno, te habrías quedado con él y no estarías conmigo- empiezo a bajar de nuevo la mano entre sus piernas.

-Tu me pagas, con él puedo hacerlo grátis- se pasó de la raya con su comentario. Y está vez, me a ganado, por lo que a provocado que me hierva la sangre.

Introduzco los dedos y no dos, como está acostumbrada si no tres. Gime y se retuerce. Se que le duele un poco ya que fui grosero.

-Hey- gime.

-Donde vuelvas a decir algo así. Te juro que traeré una chica y me verás follarla- intenta soltarse y cuando la miro, sus ojos están llenos de ira. La misma irá, que sentí y aún siento cuando me dijo aquello.

-Eres un idiota- exclama molesta- hazlo y te juro que nunca más me verás. Porque hombres que paguen no faltan. Así que vete a la mierda- nuestra diversión a terminado.

-No vuelvas a provocarme si tampoco lo soportas- me fulmina con la mirada.

Mis dedos entran y salen de ella. Sus sentimientos están al mismo nivel, su irá y el placer están peleando y ninguno de ellos puede ganar.

-Tu lo haces, y ese mismo día lo busco para follarlo- saco los dedos y la suelto por un breve momento. Me arrodilló y retiro la única prenda que cubre su piel. Vuelvo a sujetar sus manos a cada lado de su cuerpo. Y con la boca juego en su clítoris. Ella arquea la espalda.

Gime y vuelve a retorcerse. Succiono y le hago oral con rabia y placer. Ambos sentimientos hace que me vuelva muy violento. Pero está claro que ella lo aguanta.
Mordisqueo sus labios. Su cuerpo vibra y hace un leve quejido de dolor.
No la dejo soltarse pero no significa que deje de intentarlo.
Sus músculos se contrae, sigo probandola. La bailarina se quema, se retuerce de la exquisita sensación.
Cuando está a punto de venirse, separó mis labios de su piel y la dejo frustrada por ahora.
Me pongo de pie, y ella está abierta la boca pero la cierra cuando me mira furiosa.

-Vayamos arriba- ordeno.

-No, quiero quedarme aqui- sentencia.

-No me hagas subirte a la fuerza- inquiero.

-No me hagas luchar- sentencia.

-Bien- la hala hacia a mi para que se aleje de la puerta y claro está, que pone resistencia, sus piernas se vuelves raíces en el suelo. Con una mano se aferra al pomo.

-Que no quiero ir arriba- exclama.

-Lastima, yo si quiero.

-Porque no llamas a unas de tus putas para que vengan a complacerte- grita.

-Te llame y estás aqui- grito sin ni siquiera haber pensado en las palabras. La bailarina deja de luchar y yo, dejo de halarla.

Su mirada está llena de coraje y dolor por mis palabras.

-No quise...- siento la bofetada. Me a dormido la mitad de la cara.

La miro furioso, mi cuerpo tiembla de la ira que siento en este momento.

-Nunca, bailarín, nunca en tu maldita vida vuelvas a pegarme. Porque te juro que te arrepentirás- le advierto.

-Y tu- me señala- nunca en tu perra vida, me vuelvas a llamar puta. Y no me importa si me amenazas en golpearme, porque volvería a darte una bofetada- deja caer la mano cuando termina de hablar.

-No me refería a devolverte el golpe, jamás he pegado a ninguna mujer y no lo haría ahora. Me vengaria de otra manera, sin lastimarte físicamente si no emocionalmente. No lo vuelvas hacer- nuestras miradas de odio, traspasan todos los sentimientos y ya no me place estar con ella.

-Quiero irme- se busca la llave en su sujetador.

-Quiero que te vayas- introduce la llave y al otro segundo ya no estamos cadenados.

-Creeme, no me apetece nada estár aquí contigo. Porque estaba cenando muy a gusto con él- quiere herirme más de lo que ha hecho la cachetada que me dió.

-Y yo estaría en la sabana de esa mujer- grito.

-Llamala y estrena con ella todos los juegos sexuales que tienes- alza la voz. Sube las escaleras- dile que venga, porque no tardaré en vestirme.

-Buena idea. Gracias. La voy a llamar en este momento- inquiero.

-De nada.

Maldita sea. Esto no lo planee pero ella no tenía que haberme pegado, no debió de alzar su mano contra mi rostro. Y no me salga con que se a pasado con mi comentario porque ella sobrepasó todo con su golpe. Me tocó la mejilla, me arde y siento que me late.

Camino de un lado al otro por esta rabia que me consume. Ella dijo que no tardaría, pero han pasado más de quince minutos y aún no baja. Miro la hora en el móvil y ya es tarde para llamar a Anahí. Dudo mucho que le apetezca dar una vuelta. Estoy seguro que ella, calmaría las llamas que siento. Respiro profundo.
Escucho los tacones de la bailarina. Son grises con un adorno de mariposa color café.
Baja las escaleras deprisa. No me mira y tampoco y decido no hacerlo. Tampoco la voy a detener. La bailarina abre la puerta y se marcha.
Voy a la cocina a beber un poco de agua helada pero no me ayuda en absoluto. Presiono el vaso y estoy a punto de hacerlo añicos en mis manos pero en vez de eso, lo lanzo en la pared con todas mis fuerzas. Los vidrios caen por todas partes. Vuelvo a agarrar otro vaso y hago lo mismo. Se siente bien pero no me calma.

Devuélveme El Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora