La cena

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Después de unas horas pude relajarme, pero aún sigo sintiendo tantas cosas en mi interior, estoy tan enfadado, que necesito una cosa, a mi bailarina. Agarro el celular y llamo al encargado del lugar y exijo que me consiga a mi chica en menos de una hora. Pero no me da seguridad, cuando cuelga. Esto es tan molesto, debería de darle un móvil, sé que su número no me lo dará. Así que debería de darle uno solo para nosotros. Abro, el cajón donde tengo un móvil que no uso mucho, elimino todos mis datos y pido a mi secretaria que me consiga un nuevo chip.

Quería dejar a la bailarina, sufrir por más tiempo pero no podrá ser así. Es un pena. Pero la necesito, urgente.

En treinta minutos, recibo la llamada del encargado y me dice que estará disponible dentro de una hora. Es mucho tiempo, pero al menos sé que la veré. Tenía en mente ver a otra mujer está noche y quizás, si todo salía bien, tenerla en la cama. Pero, de nuevo será mi excitante bailarina. Es mejor el sexo seguro, quizás me hubiera tocado solo comer la cena.

Pero mañana la llamaré, quiero verla desnuda.
Salgo de la oficina, la secretaria me mira raro, quizás por lo que ocurrió hace unas horas. Solo espero que no haya escuchada nada. Porque ese imbecil, estuvo gritando.

Al abrirse las puertas del ascensor, aparece mi madre y se le ilumina sus ojos y su sonrisa es de mucha felicidad. No puedo ser el culpable de quitarle eso. Ella no debe enterarse jamás, me odiaría para toda la vida. Entro al ascensor y la abrazo muy fuerte.

-¿Y esto?- está llena de sorpresa por mi actitud.

-¿No puedo abrazar a mi madre?

-Es raro en ti- hago mi cabeza hacia atrás para poder verla.

-Oye, si lo hago, no soy ingrato como Nicole- agrego molesto por su comentario. Pero no lo estoy.

-Los amo.

-Y yo te amo más, eres la mejor madre del mundo, soy muy afortunado de ser tu hijo- añado con sinceridad.

-Yo soy la afortunada de tenerlos- me abraza fuerte.

Se abren las puertas del ascensor y salimos de allí. Rosa, cruza el umbral y le sonríe al guardia de seguridad y este le corresponde. La queda observando desde lejos y sus ojos van a los glúteos de la hermosa secretaria. Por lo menos tiene buenos gustos, pero me parece que es casado.

Nicole ya está en el auto, nos despedimos del último empleado de la empresa, al salir. Mi hermana abré la puerta del copiloto.

-¿Vas directo a casa?- pregunta mi madre.

-No, me pasaré en otro lugar. Quizás llegue tarde- le aviso.

-Dime, por lo menos que usas condón- la risa de mi hermana sale de la nada. Abro los ojos como platos.

-Por supuesto madre, no soy idiota.

-Si que lo eres- dice mi hermanaz mientras está con el celular en la mano.

-La idiota eres tú, quien ya le está rogando a ese imbécil que te deje estar en su cama- se pone roja.

-Basta, no quiero peleas- entra en el coche. Antes que hable mi hermana.

-No tardes, hijo- cierro la puerta.

-De acuerdo, madre.

-Ya debería mudarse- replica mi hermana con enojo.

-No es mala idea, así estaré lejos cuando tus hormonas se disparen por cualquier hombre que se cruce delante de ti- conduce deprisa para dejarme atrás, y escucho el chirrido de las llantas. Se le olvida que lleva a nuestra madre ¿O que?

Subo al auto y me dirijo hacia mi bailarina, espero que hoy no decida jugar o mucho menos llegué tarde, aunque fui yo quien lo hizo. Sonrió, al recordar la última vez que nos vimos. Pero ahora, lo lamento por ella, sacare toda mi rabia, toda esta irá, en ella y le dolerá su cuerpo.

Devuélveme El Corazón.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora