La bailarina mueve sus caderas contra las mías. Ella no es la única que desea que esté en su interior. Muero por hacerlo. Pero necesito que suplique.
-¿En serio?- pregunta con su respiración agitada.
-Si- respondo.
-¿No lo haré?- afirma.
-Entonces, es mejor detenernos- agrego y me aparto de ella.
Me mira y parece que busca algo en mi. Quizás, una señal de que estoy bromeando. Pero está muy equivocada, hoy se está equivocando mucho.
-Mejor, ve a ducharte y en eso llamo para que nos traigan la comida- me cunclillo para agarrar mis cosas y me incorporo. La miro antes de salir y está que hecha fuego por los ojos. Le guiño el ojo y salgo del ascensor.
Toda esa rabia, también la sentí.
¿Te sabe bien, bailarina?
-Por favor- murmura. Me quedo paralizado y luego volteo sobre mi propio eje.
-¿Que?
-Por favor, no te vayas- entorno los ojos y no puedo evitar sonreír. Acabo de hacer que suplique. Debo de anotar está fecha.
-¿Que quieres, bailarina?
-Es obvio- dice entre regañadientes.
-No, necesito que seas explícita- suspira.
-Por favor...- se queda en silencio y luego continua- follame.
-Escuche bien- digo en tono burlón.
-Si lo hiciste, y no lo pienso repetir- me advierte.
-No cariño, no te lo haré repetir- dejo caer las cosas en el suelo y entro al elevador. La tiro con fuerza hacia el cristal y la beso. Hago que mi polla se hunda en ella. Jadea. La embisto una y otra vez, sus quejidos se vuelven ecos. Cómo me gusta esta mujer.
Presiono el botón para que el ascensor suba y poder llevarla a mi cama. Quiero que la estrenemos. Cuando llegamos arriba, la bailarina está gimiendo y cerrando sus manos. Y haré que unos segundos su útero se contraiga de deseo y desesperación. Salgo de ella, obviamente no le agrada. Me inclino para cargarla en el hombre.
-Hey- le doy un manoton en la nalga y luego le muerde- auch- termino con un suave beso.
-Mas vale que no me regañes, te aviso de una vez que te irá peor- le advierto. Resopla y le vuelvo a pegar.
-Auch, no dije nada- reprocha.
-No quiero malos modales- vuelve a resoplar y esta vez no le pegó si no, que la vuelvo a morder.
-No, por favor- abro la puerta.
-Me gusta que digas por favor- me burlo.
-No te acostumbres- me rió.
-Creeme que lo haré, mi bella dama- la tiro en la cama. Y estudio su rostro, para saber si está molesta por haberla lanzado pero no es así. Está excitada y espera a que vuelva a entrar.
-¿Lo deseas tanto, bailarina?
-Si- eleva su cadera. Curvo los labios.
-No más que yo- me coloco encima de ella y me hundo de nuevo en su interior. Entro y salgo de una forma lenta y vuelvo a salir pero del todo. Ella se queda con la boca abierta.
-¿Que haces?- pregunta mientras su cuerpo vibra, grita e implora que la haga suya.
-Vuelve a suplicar- contesto.
-Dijiste que no harías que lo repitiera- devuelve mis palabras.
-Cambie de opinión, bella dama- enarco una ceja. Entorna los ojos.
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Devuélveme El Corazón.
RomanceAnahi y Alfonso con personalidades iguales, descubrirán que no son sólo un deseo. No podrán salvarse de su propio remolino de pasión, ni siquiera pueden detenerlo.