LIRIO ―PABLO GAVI, PEDRI GONZÁLEZ

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La llegada..

Estar estancada en el tráfico era realmente agotado, más cuando habías tenido un pésimo día y un vuelo tan largo desde Brasil hasta España.

El padre de Lirio era un entrenador Brasilero, ella había vivido casi toda su vida con el hasta hoy que su madre le había pedido mudarse con ella al menos por un tiempo. Al principio dudo en si venir hasta España por ella dado que no la veía desde que cumplió los ocho años.

El país seguía siendo el mismo que recordaba de niña y eso la llenaba de nostalgia, su padre apoyo su mano en su hombro regalándole una cálida sonrisa.

---Sigue igual de bello ---dijo mirando los bonitos edificios y parques llenos de niños jugando.

---Te voy a extrañar ---el hombre le dio un corto abrazo.

Cuando el taxi empezó a avanzar nuevamente ella se puso nerviosa, sabía que estaba cerca de casa.

---Si tu madre se porta mal no dudes en llamarme que vendré por ti en el mismo instante ---trato de hacer que ella tomé confianza pero obtuvo lo contrario.

Uno de sus mayores miedos era su hermana, ella no la había visto desde niñas y no sabía cómo reaccionaria. Alicia tenía veinte años, cuatro más que ella, apesar de que ya había pasado mucho tiempo ella recordaba lo mucho que Alicia la detestaba.

No compartían el mismo padre y eso era algo de lo que Lirio se sentía feliz.

---Todo estará bien bonita, trataré de venir a visitarte con tu tío ---sonrió dándole un beso en la mejilla.

El taxi dio la última vuelta y desde ahí ya se podía ver el segundo piso de la casa, era una casa pequeña y bastante hogareña que daba ese sentimiento de película romántica Americana.

---Tengo algunos conocidos aquí Lirio, les hablaré que estás aquí para que así te ayuden a hacer amigos y tal vez algún novio... ---le revolvió el cabello mientras reía.

---Estoy bien así papá, pero si me interesa la parte de los amigos ---respondió contenta, aún faltaba bastante para que regresarán a clases y salir con alguien desde ya sería bueno.

---Le llamaré a Luis desde ya entonces..

---¿Tendré partidos gratis? ---preguntó recordando que en Brasil entraba a todos los estadios sin pagar.

---Por supuesto ---dijo rápido, ella sonrió asintiendo varias veces---A todos los lugares que quieras linda.

---Tienes amigos por todos lados.

---He vivido en España antes, la mayoría me conoce y también te conocen a ti ---explico.

---No lo creo, era un niña ---se encogió de hombros, el taxista les abrió la puerta mientras les ayudaba a bajar las maletas.

---Lo sigues siendo para mí.

El le pago al taxista dándole una propina por su buen servicio, el hombre la agradeció y luego entro al auto pero sin encenderlo aún, seguro esperaría a su padre para llevarlo de nuevo.

---No quiero entrar ---se cruzó de brazos, su papá le miró negando---Ni siquiera ha salido a recibirme alguien, nadie de aquí me quiere papá.

---Seguro no se han dado cuenta..

---Regresemos a América ---pidio por enésima vez.

La puerta de la casa se abrió de golpe, una mujer salió con sus brazos abiertos y una gran sonrisa en su rostro, una sonrisa tan grande que a ambos les dio miedo.