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El auto de Pedri.

[Lirio Ferreira]

Pablo me puso sobre su regazo mientras me miraba fijamente, me tomo por las mejillas y me empezó a besar.

Sonreí antes su acción aún en el beso, el no dudo dos veces en profundizarlo posicionando sus mano en mi trasero.

Me removí sobre el haciendo que el se recueste quedando así encima suyo, el masajeaba mi baja espalda llegando hasta mis piernas.

Con cuidado el se colocó arriba de mi tratando de no hacerme daño, sus besos bajaban hasta mis pechos haciendo que por instinto yo llevé mis manos hasta su camiseta masajeando sus torso.

El empezó a quitársela para después ayudarme a mi a hacerlo, su delicadeza era claramente visible por lo que me sentía bastante cómoda.

Luego de compartir un par de besos más finalmente lo hizo, entro en mi sin siquiera avisarme.

Sin evitarlo solté un gemido acompañado por una risita suya, le di un suave golpe en la cabeza pero el solo acabo por entrar en mi por completo.

Lo hizo una y otra vez hasta cansarse, al hacerlo la última vez pude sentir como soltaba un sonoro gemido, había acabado.

Se recostó a mi lado sudando, me acerque de más a el pasándole mis brazos a su alrededor, el tomo mis manos girándose hasta mi para quedar cara a cara.

---Me debo ir ---dije tratando de levantarme, pero el me detuvo.

---Un rato más ---pidio sumiendo su rostro en mis pechos desnudos, no me separé y me quedé junto a él.

Tenerlo tan cerca y pudiendo sentir su calor era lo mejor, jamás me había sentido tan vulnerable y a la vez tan querida cómo lo hacía con el.

El suspiró y después de un rato pude darme cuenta de que se había quedado dormido, seguro estaba cansado del vuelo.

Aproveché eso para vestirme de prisa, me había prometido llevarme de regreso a casa pero no lo quería despertar, se veía precioso dormido.

Me dolían las piernas al caminar, este chico sabía lo que hacía.

Al llegar a la calle busqué con mi mirada algún taxi disponible pero todos iban con personas. Sabía que tenía que verme horrenda ya que Pablo había acabado con mi peinado, me sentía molesta ya que me había esforzado mucho para que el venga y lo destroce en segundos.

Un auto se estacionó a mi lado, me asusté así que camine hasta un grupo de personas que trataban de cruzarse la calle.

---¡Hey! ---me di la vuelta para ver al propietario de la voz, no podía ser.

Deseaba que la tierra me tragara en este preciso momento, tantas calles y tuve que venirme por esta.

---Hey ---respondí sin querer acércame a el, Pedri noto como no me acercaba así que se estacionó a mi lado.

---¿Que haces aquí? ---preguntó dándole una mirada al edificio en el que vivía Pablo que aún era visible---No te preocupes, me imagino lo que hacías.

LIRIO ―PABLO GAVI, PEDRI GONZÁLEZDonde viven las historias. Descúbrelo ahora