Ayúdame🕯

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¡Eres un maldito monstruo Gaara! ¡Por tu culpa mi amada esposa está muerta! ¡Tuvo que morir cuando tú naciste! ¡Tú la mataste!

Aquellos recuerdos seguían atormentándolo pese al paso del tiempo. Su padre jamás le hubo perdonado el haber nacido. El dolor sobre la pérdida de su esposa lo encegueció a más no poder.

¡Maldita basura! ¡Eres un bueno para nada! ¡No dejaré que seas felíz! ¡No te mereces dicha felicidad!

Los golpes se sucedían de forma continua, además de vivir encerrado en el sótano sin poder salir a ninguna parte.

Encerrado en continua oscuridad durante los doce primeros años de su vida, siendo visitado uuicamente por sus hermanos mayores quienes lo querían en verdad pese al continuo esfuerzo de su padre por sembrar en ellos la semilla del odio.

Cuando su hermana Temari cumplió la mayoría de edad, se animó a denunciar al cruel de su padre para poder liberar a Gaara. Sin embargo dicha libertad solo llegó seis años más tarde recién, cuando gran parte del daño ya estaba hecho.

No obstante su padre siguió atacándolo psicológicamente. Se esforzaba por hacerlo quedar mal en todo momento. Gaara jamás sonreía ni sabía el significado del concepto felicidad.

Él y sus hermanos estudiaron abogacía, así se volvieron brillantes en sus profesiones alejandose de su padre quien era empresario.

Ellos heredaron la fortuna de su difunta madre, sin embargo su padre jamás los dejó tranquilos. En especial a Gaara, debido a su oscura obseción por hacer de su vida un infierno.

Temari se volvió jueza y madre de familia. Su esposo, Shikamaru, era fiscal. Ambos tuvieron un hijo llamado Shikadai.

Así pudieron ver la otra cara de Gaara al ser un tío muy malcriador que adoraba a su sobrino. Con él empezó a sonreír sintiendose levemente alegre. El pelirojo jamás supo ni pudo ser feliz hasta el momento.

Una noche, Gaara salía de su bar favorito tras beber hasta casi emborracharse. Había ganado otro juicio más y quiso festejarlo, ya que le resultó en extremo difícil y extenso. Su hermano Kankou estaba con su nueva amante por lo que no podía juntarse con él.

Cuando sintió que ya había bebido más que suficiente, pagó la cuenta y salió del bar rumbo a su lamborgini que estaba estacionado dos cuadras más allá. Sabía que nadie se atrevería a tocar su auto debido a su fama entre la mayoría de la gente.

Pero esa noche, algo sucedería que le cambiaría la vida para siempre. Tras andar una cuadra en esa oscura y helada noche que empezaba a nevar, sintió el desgarrador llanto de un niño.

Algo lo detuvo y siguió los ecos del llanto del pequeño hasta dar con él. Estaba en un callejón junto a la basura, semidesnudo bajo la nieve.

Golpeado, con moretones y lastimaduras por todo su cuerpo. Tenía la piel blanca, los ojos verdes y el cabello negro.

Gaara se fue acercando al pequeño lentamente, pero el niño se iba acurrucando sin dejar de temblar y de llorar. El pelirojo sentía un intenso dolor en su pecho al ver al pequeño así. Vió que sus labios se volvían morados debido al frío intenso.

-Muchacho no temas, no voy a dañarte - Gaara se acuclilló frente del pequeño sin despegarle la mirada - ¿Cómo te llamas?

- S-Shinki - Gaara se quitó su roja campera y lo envolvió logrando que el cuerpo del pequeño sienta el calor al instante
-¿Cuántos años tienes Shinki?
- Cinco
- Mi nombre es Gaara.

Inmediatamente se colocó de pie sujetando a Shinki entre sus brazos con intensa suavidad.
- Tranquilo Shinki, no voy a lastimarte.

El pequeño dejó de llorar y se aferró a Gaara temblando. El pelirojo se lo llevó a su auto. Una vez dentro arrancó y se fue directamente a la clinica privada más cara de la ciudad.

- ¿Dónde vamos? - quiso saber Shinki aferrandose a la campera de Gaara
- A la clínica para que te curen Shinki y luego a mi casa. Tranquilo pequeño, no dejaré que te vuelvan a dañar.

Shinki asintió con la cabeza mirando hacia abajo volviendo a llorar.





Gaara Y Naruto ~ GaaNaru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora