Un Futuro Brillante ⛓️

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Gaara miró a Sakura sin entender lo que le estaba diciendo. Ella, con gran paciencia, tuvo que explicarle nuevamente y en detalle la gravedad de la situación de Naruto.

Gaara no podría tomar menuda decisión ya que no soportaría elegir la muerte de ninguno. Respirando entrecortado le dijo a Sakura angustiado.

—¿Por qué debo elegir? Por dios amiga, quiero que vivan los tres
— Gaara
— No quiero que ninguno muera, esa es mi elección.

Sakura suspiró profundo y le habló sobre la tercera opción. Podría salvarlos a los tres pero la bala dañó tanto, que Naruto quedaría esteril. Siendo un doncel ya no podría engendrar vida alguna. Para todo doncel, aquello era lo peor que podía sucederle.

Gaara repitió su elección de salvarlos a los tres, a él no le importaba que su amado quede esteril ya que ambos tendrían a los gemelos.

—Por favor Sakura, salvalos a los tres. Por favor te lo pido. Yo apoyaré a Naruto en su resignación de no poder engendrar nunca más. Pero no soportaría elegir la muerte de ninguno de ellos.

Sakura así lo haría, se retiró a prepararlo todo para la difícil operación. Gaara se sentó a esperar. Su celular volvió a sonar, era su hermana ésta vez. Tampoco atendió. Se limitó a permanecer allí solo y angustiado.

Tres horas y media duró la operación pero al final acabó. Sakura salió del quirófano muy agotada, pero con el triunfo dibujado en su rostro.

— Tranquilizate Gaara, están bien. Se salvaron los tres.

Gaara respiró profundo sintiéndose aliviado al fin.  Las lágrimas humedecieron su rostro y ella lo abrazó con ternura. Luego lo soltó y se fue, mientras Gaara se iba a tomar un trago de gaseosa para calmarse.

Al cabo de unos momentos Gaara volvía al cuarto donde acababan de colocar a Naruto que seguía inconciente. Verlo allí respirar, mientras dormía lo colmaba de dicha.

Colocó su mano derecha sobre el vientre de Naruto cerrando sus ojos. Los sintió moverse, estaban vivos los dos. Las lágrimas seguían humedeciéndole su rostro, los amaba a los tres y ya anhelaba abrazarlos.

Sus bebés se movían sabiendo que él, su padre, los tocaba. Podía sentirlos acercarse a su tacto. Estuvo sentado, acariciando el vientre de Naruto durante varias horas.

Cuando Naruto despertó Gaara se avalanzó a sus brazos emocionado. El rubio no solo lo abrazó sino además lloró amargamente a que sabía todo lo que le sucedió. Pudo oírlos con claridad gracias a su poder.

— Tranquilo mi amor, somos una familia y los cuidaré a los tres.
— No podré engendrar más vida ¿no lo comprendes Gaara? Soy un inútil. Debiste dejarme morir.

— Jamás ¿oíste? Jamás permitiré que mueras. Nada ni nadie volverá a separarme de tí ni de nuestros bebés.

— Gaara mi amor ¿en serio no me concideras un inútil?
— Eres mi vida Naruto, mi misma vida. Tú y nuestros bebés que son hermosos como lo eres tú.

Naruto lloraba a más no poder, pero el pelirojo supo consolarlo con su intenso amor y paciencia como sucede desde que se conocieron.

La salud de Naruto era muy delicada por lo tanto debería estar internado hasta que sus bebés nazcan. Por tal razón, Gaara se trasladó a esa habitación VIP junto a su amado.

Cuando Itachi le contó que su padre había sido condenado a muchos años de prisión, y que sus hermanos tenían prohibido acercarse a ellos, Gaara le propuso casamiento a Naruto.

El rubio felíz aceptó. Al día siguiente llegaron los jueces para formalizar el matrimonio de ambos. Naruto fue Naruto Sabaku a los pocos minutos.

Gaara besó con ternura a su esposo, a quien amaba con locura. Ver a sus bebés crecer  en el vientre de su sensual esposo, lo colmaba de dicha.

Pero había momentos en los cuales Naruto se sentía asfixiado por permanecer encerrado tantos meses allí. Gaara debía calmarlo con gran paciencia, recordandole que sus bebés peligraban.

Por eso transcurridos los ocho meses, le hicieron la cesaria y al fin sus bebés nacían. Gaara los sujetó a los dos, uno en cada brazo. Su felicidad era intensa. 

La recuperación de Naruto de la operación fue lenta y muy dolorosa, debido a la bala recibida que a pesar de que haya sido extraída, quedó delicado.

Los bebés estaban sanos y fuertes pero Naruto debía reponerse definitivamente. Pasaron dos meses más antes de que el rubio se hubo recuperado del todo, y al fin podía salir del hospital.

Naruto estaba desesperado por respirar aire puro de libertad. Hacía diez meses que estaba encerrado en ese lujoso hospital.

Sus bebés eran idénticos a él, tenían los ojos celestes y eran rubios como Naruto. Gaara los adoraba, veía en sus bebés a su amado esposo en miniatura. Uno se llamaba Boruto y el otro Nagi.

Llegaron a casa más que felices. Eran una familia y a partir de ese instante empezaba para los cuatro un magnifico futuro lleno de intensa felicidad.

Mientras los hermosos bebés dormían en sus cunas, sus padres se abrazaban junto a la chimenea en la misma habitación.

— Gracias Gaara, me salvaste en más de un sentido mi amor.
— Y tú Naruto, me liberaste de las cadenas de la oscuridad y la soledad. Mi amor, te cuidaré siempre. A tí y a nuestros bebés, que lo más hermoso que tienen es que se parecen a tí.

Se besaron con amor intenso mientras afuera nevaba.

FIN

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Gaara Y Naruto ~ GaaNaru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora