Gaara Y Naruto ~ GaaNaru ~

Amor Sagrado II🌹

Habían pasado más de tres meses desde que Gaara vió al sacerdote Naruto, tres interminables meses para ambos.

Mientras que Gaara se desesperaba por tenerlo en sus brazos, en su mansión siendo su segundo esposo, Naruto la pasaba fatal debido al continuo acoso que padecía por ese loco millonario.

El rubio había llegado a creer que acabaría enloqueciendose debido al continuo acoso de ese aristócrata que se había empecinado en tenerlo en su cama por toda la eternidad. Encima lo llamaba con el nombre de su difunto esposo.

Naruto solía ser alguien tierno, risueño, optimista, le gustaba caminar, jugar con los niños, no le tenía miedo a nadie ni a nada.

Pero desde que Gaara apareció en su vida, todo eso cambió volviéndose alguien taciturno olvidandose de reír.

Comenzaba a odiar salir a caminar y cada tanto volteaba a ver sobre sus hombros con temor. Aquello ya no era vida para el rubio.

Había hablado con el padre rector sin éxito alguno, ya que la respuesta que recibió por parte suya no lo dejó nada satisfecho.

— Es un hijo del señor que está necesitado de su gran amor, y acudió a ti en busca de ayuda. Vamos padre Naruto, no le dará la espalda a un hijo del señor ¿Verdad?

— Pero padre rector, él me...me acosa por dios. Y me asusta mucho. Por favor ayúdeme.
— La única ayuda que recibirás es la que él te brinde si tú estás dispuesto a ayudarlo.

—¿Qué está diciendome padre? ¿Qué ayuda debo darle a ese aristócrata?
— Su amado esposo murió en un accidente automovilístico hace un año y medio ya. Gaara jamás pudo superar su muerte. Tú eres su viva imagen.

—¿Qué cosa dice padre rector? — Naruto empezaba a asustarse.
— Mira — el padre rector le dió una foto de Menma Sabaku — Gaara me la dió ésta mañana ¿Ahora entiendes? Él era Menma Sabaku.

Naruto quedó sin habla al ver dicha foto, no entendía cómo podía existir un humano idéntico a su persona físicamente. O haber existido.

Pero él sabía perfectamente que era hijo único, nunca tuvo hermanos, su padre murió cuando su mamá estaba embarazada de él de seis meses.

Mientras que su mamá murió cuando él tenía trece años de edad. Naruto no tenía familia alguna, salvo a su hijito Boruto de siete añitos, que vivía en la iglesia junto a varios huérfanos.

— Naruto aún hay algo que debo decirte — le dijo el padre rector.
— ¿Aún hay más?
— El señor Sabaku adoptó a tu hijo hoy. Se lo llevó ésta mañana y me dejó éste sobre para tí.

Naruto sujetó el sobre temblando. Las lágrimas humedecieron su rostro al pensar en su hijo.
—¿Qué está diciendo padre rector? ¿Se llevó a Boruto?

— Si, es suyo ahora. Su hijo.
—¿Y usted se lo permitió? ¡Teníamos un trato!
— Ese aristócrata vino con una órden del arzobispo. No pude negarme.

Naruto salió del despacho del padre rector y se dirigió a su celda donde estaría solo y tranquilo. Así podría abrir el sobre aquel. Era una carta de su acosador.

Naruto

Luego de investigarte arduamente, descubrí que tienes un hijo de cinco años llamado Boruto. Es igualito a tí y ustedes dos son idénticos a mi difunto esposo. Hice mi trabajo y acabé adoptandolo.

Descuida Naruto, a tu hijito no le faltará nada. Me aseguraré de que no solo sea feliz, sino de que viva en mi privilegiado mundo con todas las oportunidades a su disposición.

Tú, por supuesto, estás invitado a formar parte de nuestras vidas. Ahí te dejo mi tarjeta 💳 para cuando decidas dejar los hábitos y venir a mi mansión. Después de todo Boruto necesitará de un niñero y quién mejor que tú, su papá doncel.

No te demores mucho o quizás pierdas la oportunidad Naruto.

Gaara Sabaku

Naruto sentía que se asfixiaba, le faltaba el aire repentinamente.

¿O sea que si deseo seguir formando parte de la vida de mi hijo, debo aceptar los caprichos de ese loco aristócrata? Dios mío.

Naruto volvió a ver la foto de Menma Sabaku, teniendo su misma edad y su limunosa sonrisa. Parecían gemelos, eran dos gotas de agua. La frustración se adueñó del rubio.

— Pero yo no soy tú, maldita sea. Soy Naruto no Menma.

Arrojó la foto sobre el escritorio del lugar y luego se aferró a su almohada a llorar intensamente. Se sabía atrapado y sin salida.