Amor Sagrado IV🌹

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Naruto pasaba con su hijito Boruto la mayor parte del tiempo, le leía cuentos, lo bañaba, jugaba con él, lo ayudaba con las tareas escolares.

Lo llevaba a la academia y lo buscaba. Allí conoció al sobrino de Gaara, el hijo de Temari con quién se hizo amigo.

A su vez conoció al hijo del hermano de Garra, con quién también se hizo amigo. Shikadai y Shinki, los tres se sentaban juntos.

Boruto era un genio, aprendía rápido y era muy buen alumno en verdad. No tardó en destacarse llamando la atención.

Quería a Shikadai y a Shinki como si fuesen sus propios hermanos y a su vez ellos lo querían mucho también. Boruto en verdad era muy feliz viviendo esa nueva vida.

Pero con Naruto era una historia totalmente diferente, ya que el rubio era acosado continuamente por Gaara quien solo quería tenerlo en su cama luego de transformarlo en su difunto esposo. Y eso era algo que Naruto no estaba dispuesto a aceptar jamás.

La desesperación se adueñaba de su persona al punto de enloquecerlo y esa mañana explotó.

Llorando intensamente salió de la biblioteca corriendo, y de un manotazo tiró varios de los retratos de fotos donde Menma aparecía junto a Gaara feliz.

—¡Maldito! ¡No soy él! ¡Por dios! ¡Solo déjame!

Fue arrojando al suelo los retratos y los cuadros de Menma, llorando a intensamente ya que sentía que poco a poco iba perdiendo su personalidad.

El mayordomo acudió allí, pero ante la mirada de Gaara se detuvo. El rubio rugía furiosamente dolorido.

— ¡Solo muérete de una vez maldito! ¡Déjanos en paz! — decía mientras pisaba los retratos rompiendo los uno por uno.

Luego se fue arrancando las ropas que Gaara lo obligó a ponerse, ropas que solía usar Menma.

Más tarde se lanzó al pelirrojo lleno de dolor, para arañarlo con furia. Pero Gaara lo sujetó de las muñecas con fuerza inmovilizandolo, para pegarlo a su cuerpo.

—Quieto
— ¡No! ¡Sueltame!
— Sabes que no lo haré Menma.
—¡No soy Menma! ¡¿Cuántas veces debo decírtelo?! ¡Maldito!

— Ya deja de gritar así, Menma.
— Soy Naruto, mi nombre es Naruto no Menma. ¡Y no estamos casados!

Sin decir nada, Gaara lo arrastró a su habitación mientras el mayordomo llamaba a los criados para que limpien todo ese desastre. Naruto gritaba pidiendo ayuda pero nadie acudió a él, así fue encerrado en la habitación principal de Gaara, quien lo arrojó con violencia a la cama.

Naruto temblaba y lloraba a más no poder, el rubio miró a todas partes desesperado, en busca de algún posible escape pero no lo logró.

Era una habitación cuya única entrada y salida era la puerta a la que Gaara acababa de hechar llave. Las ventanas tenían rejas y estaban cerradas.

El pelirrojo se cruzó de brazos, y apoyándose en la puerta lo contempló imperturbable. No iba a permitir que ese hermoso rubio se le escapé. Tampoco dejaría que enloquezca.

Pero solo deseaba verlo transformado en Menma, aunque sea una sola vez. Si ese terco rubio lo entendiera podría dejar al fin el pasado atrás.

Dejarlo descansar en paz, tal como Naruto deseaba y como él mismo quería. Pero antes que eso, necesitaba ver a Menma y despedirse. Sin embargo Naruto no estaba dispuesto a colaborar con eso, y Gaara empezaba a cansarse.

Verlo en la cama, llorando y temblando de miedo le partía el alma en verdad, pero era necesario que sea Menma tan solo una vez.
— ¿Por qué me haces esto Gaara? ¿Qué te hice yo?

— Nada, no me hiciste nada malo, solo apareciste en mi vida en el peor de mis momentos. Eres hermoso y tienes un maravilloso hijito al que adoro. Solo deseo que ustedes dos sean felices aquí, conmigo. Eso es verdad.

— ¿Entonces por qué me tratas así? ¿Por qué quieres convertirme en tu difunto esposo?
— Es necesario
— Pero...pero... — el rubio lloraba — Yo no soy él por dios, entiéndelo.

Gaara se fue acercando a él lentamente, pero el rubio se acurrucó en el extremo de la cama temblando y llorando en silencio.

— Naruto, se que tú no eres él. No estoy loco, incluso puedo ver las diferencias y para serte sincero desearía ser el padre biológico de Boruto. Tú eres mucho mejor de lo que fue Menma.

—¿Qué?
— Tú eres más noble. Menma solía ser...posesivo y muy celoso. Solo me quería para él. Al punto de negarse a tener un hijo mío.

— ¿Y entonces por qué me quieres convertir en él?
— Necesito verlo, necesito hablarle una última vez antes de decirle adiós. Y necesito que me ayudes Naruto.

Para el rubio eso carecía de total sentido pero se sabía prisionero de ese loco millonario. Además debía pensar en Boruto quien se sentía muy feliz viviendo en ese mundo. Su mirada se cruzó con la de Gaara quien se mantenía firme en su decisión.

— ¿Prometes nunca lastimar a Boruto?
— Es mío, jamás lo dañaría. Se Menma tan solo una vez, y luego él dejará está mansión y te propondré matrimonio. Serás mi segundo esposo.
— De acuerdo, pero solo será una vez.

Horas más tarde la limousina de los Sabakus se detenía en la puerta de la academia. Los niños salían corriendo en busca de sus padres. Gaara fue quien se acercó a Boruto. Ambos se abrazaron con fuerza mientras reían.

Detrás de él apareció un frío Naruto vestido con las elegantes ropas de Menma. Tenía su misma fría y altanera expresión en su rostro.

Cuando Boruto quiso abrazarlo, el rubio le dijo retrocediendo:

— Ni se te ocurra niño, no me gusta que me toquen demasiado.

Así era Menma, el verdadero y Gaara estaba entre fascinado y dolido.
—¿Papá? ¿Qué sucede?
— Apúrate Gaara, odio este lugar. Regresemos a casa.

Boruto hizo pucheros pero ni eso influyó en Naruto. Lo que el pequeño no sabía era que Naruto se había ido por unas horas.

Había sido encerrado dentro de sí mismo, y ahora era Menma quien había tomado el control. Una vez dentro de la limusina el pequeño Boruto quiso abrazar a su papá, pero Menma dijo:

—Ni lo intentes maldito niño.
— ¿Papá?
— Oye no seas tan cruel, es...

— Un maldito entrometido que te aleja de mi — dijo Naruto — ¿Ahora entiendes por qué no quería hijos? No fui creado para ser papá.

Llegaron a casa y Naruto no se movió del asiento, pero Gaara bajo junto con Boruto quien lloraba. El pelirrojo lo sujetó en brazos, entrando a la mansión.

— Oye Boruto, escucha. Tu papá está bien, olvida lo que viste hoy.
— Pero...
— Ahora él y yo nos iremos, pero cuando regresemos te juro que tu papá estará bien.
—¿Lo prometes padre?
— Lo prometo hijo.

Momentos después, Gaara se subió a la limusina quien se puso en marcha. Dentro Menma le sonrió como solía hacerlo, al tiempo que el pelirrojo lo rodeaba con sus brazos para pegarlo a su cuerpo.

— Menma, te he extrañado tanto mi amor.
— Nunca me fuí Gaara, tú eres mío.

Ambos se besaron con pasión carnal intensa.


Gaara Y Naruto ~ GaaNaru ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora