𝐀𝐍𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑 - 𝐂𝐄𝐃𝐑𝐈𝐂 𝐃𝐈𝐆𝐆𝐎𝐑𝐘

𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟏𝟕

Ni bien termino las clases del día siguiente me dirigí hacia mi castigo, desde hoy empezaba. Literalmente hubiera sido más divertido ir al bosque oscuro, pero lamentablemente Dumbledore sabia eso desde la primera vez que me envió y cuando quise ir otra vez ya no me dejo. Después de eso los castigos eran los calderos, ya que el viejo sabía que eran los que más odiaba porque me dejaban las manos resecas de tanto lavar.

Al seguir su camino vio a Macmillan salir de un salón, se detuvo rezando para que Diggory no estuviera con él, pero sus plegarias fueron en vano porque Diggory salió unos segundos después alcanzando a su amigo; rápidamente se dio media vuelta y camino en dirección opuesta, pero paro en seco al ver a Cho, ella también la vio casi al instante.

Buscando salida se volvió a voltear y agacho la cabeza tapándose con la capucha de la túnica, a solo unos pocos pasos a su derecha había un pasillo y antes de voltear y seguir su camino vio que el Hufflepuff había notado su presencia y se dirigía a ella, rápidamente empezó a correr sintiendo como dos personas la perseguían. Prefería que fuera Mochollan que acompañaba a Diggory, a que sea Cho. No paro de correr hasta llegar al salón de pasiones donde enseñaba Snape, entro y cerró la puerta a su espalda.

─Llegas tarde. ─Pues claro, tuvo que tomar un camino más largo para no cruzarse con Diggory y Cho

Estuvo pensándolo toda la noche, el único plan que se le ocurría era dejar de hablarle a Diggory y evitarlo lo más posible, Cedric era guapo y muchas chicas están interesadas en él, en cierto tiempo el podrá olvidarse de ella con otra persona y así los dos serian felices y sin hacerse daño. Era simple, pero complicado a la vez, considerando que Diggory es difícil de evitar, al parecer tiene una habilidad para aparecerse en todos lados.

Empezó con su castigo ya tranquila en el lavadero, ahora si prefería lavar calderos hasta que le dolieran las manos a que hablar con ese par. Ni bien termino se despidió de Snape y se dirigió a la puerta, sin pensarlo abrió, pero de inmediato la volvió a cerrar, afuera estaban los dos, cerró la puerta con pestillo asustada retrocediendo.

─¿Qué pasa?

─¿Sabes algún encantamiento de invisibilidad?

Abrió lentamente la puerta, Snape la había ayudado a ser invisible, no sabía cómo había logrado que le ayudara, ahora lo único que tenía que hacer es salir de ahí sin que Diggory y Chang se dieran cuenta. Ni bien se dieron cuenta que la puerta se empezó a abrir se pararon de donde estaban sentados y asomaron la cabeza buscando a la rubia.

─¿Se les ofrece algo jóvenes? ─Snape intervino.

Cho paso por mi costado aun buscándome y Diggory se quedó en la puerta buscándome con la mirada incrédulo que no estuviera ahí. Me acerqué e intenté pasar por el espacio que quedaba para salir, cuando ya estaba por salir del todo Diggory volteo y me miro, por un momento creí que de verdad me estaba viendo, hasta que reaccioné y rápidamente salí, empecé a correr sin hacer ruido.

¿Era una rosa roja lo que tenía Diggory en la mano?

Al llegar al baño de mujeres y mirarme en el espejo vi que el encantamiento ya se estaba quitando, tenía que hacer algo al respecto con Diggory y Chang, no podía estar así siempre, de verdad esperaba que mañana no fuera lo mismo. Agradecía ser menor que Chang y Diggory y no estar en sus grados o salones ni en sus casas.

Cuando llego a la sala común de Gryffindor se echó en el sofá, el día anterior había terminado tan cansada que ni bien se echó en el sofá se quedó dormida y no le dio tiempo de pensar las cosas, el día de hoy también había sido agotador pero esta vez antes de cerrar los ojos pensó un poco.

Después de un rato de dormida Harry bajo las escaleras, él había quedado con Sirius su padrino, al ver a Ana dormir en el sillón hizo silencio, agarro el periódico y leyó las mentiras que Rita había puesto, enojado tiro el periódico al fuego y entonces el fuego empezó a chispear y en instantes apareció la cara de Sirius en el fuego.