Caramel and amber

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Capítulo 20: Primera Parte.

Con una expresión depresiva y arrugando con frustración el sombrero ivy cap que más parecía una boina polar, una joven se apoyaba sus codos en las piernas y de vez en cuando pasaba su mano por su despeinado cabello castaño. La tarde era calurosa y a la vez solitaria, podía oír a las personas hablar de política, chismes y religión, no era simple hablar con un adulto, mucho menos con su madre quien estaba dolida e aislada del resto debido a la resiente perdida, era algo que sin duda ambas lamentaban pero como una joven, niña que lo único que puede hacer es estudiar no sabía que decir o realizar para animar y apoyar a su querida madre.

El sombrero era de un hombre alto y robusto, con una barba que cubría parte de sus mejillas y la totalidad de su mentón, él era su padre, Manny Noceda. Era leal, servicial, amable y alguien que algunos podrían definir como extraño debido a su afición a los libros de fantasía y mitología que habían en la biblioteca central, sobre todo eso, él era su mejor amigo.

—Tu solo veme pa' - dijo limpiando una lagrima que había escapado.

Sus labios estaban a punto de sangrar, estaba mordiéndose mucho para no hechar el llanto y ser escuchada por los mayores, lo que menos quería era llamar la atención. Se puso de pie más calmada, respiró hondo y se colocó el sombrero con orgullo.

—Sacaré a esta familia adelante. - y decidida a colaborar, fue a casa.

Era agotador, para una niña de ocho años que quería apoyar como podía a su madre, era agotador pensar en diversas formas de apoyo mientras se preparaba para la escuela, no era la gran cosa o al menos eso creía, su madre no tenía un trabajo fijo aún pues el machismo de la sociedad aún se encontraba sin importar cuantas marchas las mujeres intelectuales hicieran, pero poco a poco se iban aceptando los derechos de la mujer y fue así como un año de tanto sufrimiento, Camila Noceda empezó a trabajar en lo que había estudiado, pues aunque el estudio y graduación universitaria se les haya permitido, el trabajo se les había negado con la vaga excusa de que debían atender a sus maridos. Fue así como su madre empezó a atender a los indefensos animales que se encontraban intranquilos por las calles y enfermas mascotas que no podían lidiar con el malestar.

Las cosas mejoraron para la familia Noceda, aún así el pobre estilo de vida no se iba, pero no era algo que les importara tanto.

—¿Otra escuela? - la noticia la había agarrado desprevenida, después de todo su madre no tenía tanto dinero.

—Te aceptaron en la Real Escuela Hexside. - sonrió la mujer.

Sin creerlo, se frotó los ojos para asegurarse que la expresión de su madre no fuera una de burla.

Esa escuela era sólo para aquellos de familias pudientes.

—¿Cómo? - Camila parecía muy feliz.

—Hija mía, te has esforzado tanto estos dos años que incluso te ofrecieron una beca. - se puso de pie y abrazó a su hija con tanto amor y felicidad que la afisxiaba, literalmente.

—¿Beca? - respiró con calma.

—Para talentos como tú. - pronto su sonrisa desapareció y jugó con sus dedos. La mesa era pequeña y redonda, fácilmente pudo tomar la mano de la chica encima de esta y acarició los nudillos de su niña. —Sé lo que piensas, no será fácil asistir allí con tantos niños mimados sin control. - su expresión se suavizó. —Pero sé que no todos son malos, solo dale una oportunidad cariño.

Se levantó de su asiento y se acercó a su hija para darle un beso en la cabeza que la reconfortó, no soportaba la idea de codearse con niños que posiblemente se parecían a sus padres, pero su madre tenía razón, debía dar una oportunidad, además, tendría más posibilidades de un mejor futuro al estudiar allí.

Lamento de demonio - LumityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora