Volumen II

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[ No reprima sus impulsos.
A veces dejarse llevar no es tan malo.

...

A veces ]

Asano Gakushū acababa de perder su dignidad; toda ella

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Asano Gakushū acababa de perder su dignidad; toda ella. Había sido drenada de su cuerpo en el momento en que reaccionó por instinto para proteger el cuerpo ajeno con el suyo.

—Pesas como un elefante.

Asano Gakushū iba a perder, también, la paciencia si la persona debajo de él no cerraba su enorme y burlesca boca.

Alzó la mirada solo para encontrarse con los ojos dorados de su compañero.

—¿No me oíste? —siguió provocando—. Tienes los reflejos de un gato de ochenta años.

—Los gatos no viven ochenta años, genio —rodó los ojos, sin moverse aún—. De hecho, la edad máxima que pueden vivir son...

—Sí, sí; lo que tú digas, Wikipedia.

—Estoy en una posición tan perfecta justo ahora para solo... ahorcarte —susurró con los ojos entre cerrados, causando una risotada de Karma.

Pero era cierto. Asano había terminado encima del pelirrojo con sus manos debajo de la nuca de Karma en un intento de evitar que se golpeara la cabeza con la caída. ¡Muy tarde! Su perversa cabeza ya no tenía remedio; debió haberlo sabido.

—Me gustaría verte intentándolo, presidente~ —Sonrió de manera provocativa.

Gakushū sacó sus manos de debajo de los mechones rojos y se sentó erguido sobre el abdomen bajo del contrario. Realmente, realmente quería ahocarlo. Y quitarle esa sonrisa estúpida del rostro.

—¿No te atreves?

Para este punto, Asano se había dado cuenta de dos cosas. La primera era que le había comenzado a temblar el ojo; la segunda, era la razón por la cual el pelirrojo se metía en tantos problemas, y eso era porque no dejaba de provocar aún estando en desventaja. Como estrategia de defensa era tremendamente estupido, pero también debía admitir que si su propósito era hacer enojar, lo lograba de manera impecable.

Karma se sentó con ayuda de sus manos, terminando así con el peli naranja sentado sobre su regazo.

Asano abrió los ojos con sorpresa ante la acción. ¿Por qué no se había levantado? ¿Por qué la posición le incomodaba? ¿Por qué Karma no dejaba de sonreír? ¿Por qué estaba viendo la sonrisa de Karma? ¿Por qué Karma tenía unos labios tan lindos?

Se echó hacia atrás con una mueca asustada, cayendo de espaldas al piso en el proceso.

—¿Asano? —El pelirrojo alzó una ceja ante el comportamiento de su compañero—. Sé que soy intimidante, pero no es para... ¿¡A dónde vas!? ¡Asano!

Cómo comenzar a salir con un delincuente [Asakaru]¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora