Volumen XII

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[Pase tiempo de calidad con él]

Luego de enviar un mensaje a Ren para que, una vez más, se encargara de la reunión de estudio —y  de  adjuntar una sincera disculpa—, Gakushū guio a Karma hacia la salida de personal, la única que su padre no podía ver desde el ventanal de su ofic...

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Luego de enviar un mensaje a Ren para que, una vez más, se encargara de la reunión de estudio —y  de  adjuntar una sincera disculpa—, Gakushū guio a Karma hacia la salida de personal, la única que su padre no podía ver desde el ventanal de su oficina y ambos salieron del edificio con sigilo.

—Gakushū~ —burló, mirando su comida—, realmente no creí que quisieras llevarme a una cita~

—Solo estamos comiendo en tu casa, esto no es una cita.

Aún, pensó, lamentablemente

—¿Y qué es?

—Una salida de... compañeros.

—¿Ni siquiera amigos? Jo~, qué cruel —rio, comiendo un poco del pollo en su plato.

Después de todo, Asano sí había terminado invitando a Karma a comer. Habían optado por ordenar para llevar y comer en la casa del pelirrojo. Se encontraban, cada uno, con un plato de pollo toru en frente.

—¿Desde cuándo se supone que quieres ser mi amigo? Me odias —lo había dicho varias veces, que Karma lo odiaba, pero por alguna razón era distinto; sonaba como un reclamo y se sentía como una puñalada. 

—No te odio, tú me odias a mí.

Gakushū se rio, sin saber si lo hacía por la primera, o por la segunda afirmación.

—Polvo pica pica en mi uniforme de educación física, robar mi uniforme formal luego de la clase de deportes, robar mi cuaderno con todas mis tareas, pintar mi cabello de rosa...

—Esa broma fue el excelente, por Buda —el pelirrojo no lo pudo evitar y soltó una carcajada.

Así como Karma era de las pocas personas que habían visto y escuchado reír a Gakushū, el peli naranja se consideraba afortunado por escuchar esa carcajada. No muchas cosas podrían hacer reír a Karma de esa manera; no era como cuando hacía bromas, o amenazaba, o se burlaba de alguien. Era tan diferente y genuina y contagiosa y bonita.

Y... tenía que aceptar que verse con el cabello pintado de rosa había sido una de las mejores bromas que Akabane le había hecho. A pesar de que él echaba humo por las orejas ese día, recibió halagos de muchas personas que pensaron que había sido un cambio de look voluntario; menos mal.

—Cállate —rodó los ojos y bajó la cabeza para esconder su leve sonrisa.

—Bueno, pero que te haga bromas no significa que te odio.

—Oh, ¿y qué significa, entonces?

Karma pareció meditarlo. Miró a su plato, luego esbozó una leve sonrisa.

—¿A cuántas personas conoces que me guste molestar como a ti?

—Un total de cero. Ese —señaló— es más o menos el problema.

Cómo comenzar a salir con un delincuente [Asakaru]¹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora