Capítulo 1: El Rescate.

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La marea resonaba contra la madera del barco, Salva en la popa, como solía estarlo, sentía la brisa de verano chocar contra su cara y batir su cabello. Las gaviotas lo sobrevolaban mientras sus plumas se dejaban acariciar por el viento.

Un chico se acercó a él por detrás, sorprendiéndolo cuando lo saludó al tomarlo por los hombros - ¡Salva, tío! Que llevamos esperando por ti desde hace rato -

- Lo siento, Mauricio, me distraje - Saludó a su amigo con un choque de manos y un medio abrazo, junto con una sonrisa en el rostro.

- Vale, vale, pero ya estamos cerca, así que prepárate -

- No sé si te diste cuenta, pero... Yo llevo en esta tripulación más tiempo que tú -

- ¡Perdonadme, majestad! - Mauricio hizo una reverencia forzada y ambos se rieron, quedándose un tiempo más observando el mar.

Mientras que quedaron en silencio, Salva jugaba con un brazalete de caracolas que llevaba en su muñeca desde hace más de dos años - Qué pulsera más mona llevas, ¿Quién te la dio? -

- Ese es el chiste, ni siquiera yo lo sé - Mauricio arrugó la cara con confusión - Me la dejaron hace años solo con una nota -

- No sabía que tenías admiradoras - Salva rechinó con su nariz.

- ¿Qué admiradoras? Yo no soy un casanova como tú -

La bocina del barco cortó su conversación, mientras que Lepiar apareció detrás de ellos - ¿Listos chicos? -

- Cómo siempre - Respondió Salva, y ambos fueron hasta el centro de la popa, donde estaban Mickey al timón, Marie y Erick en los cañones, Lepiar tomaba su lanza y unas sogas... Mauricio tomó unas pistolas de cañón corto y Salva su típica espada.

Marie y Erick dispararon cañones con pinzas hacia un barco que estaba cerca del de ellos; cuando dicho barco quedó enganchado al suyo y lograron colocarse al lado, Lepiar les gritó a sus dos amigos que estaban junto a ella - ¡¿Listos!? -

- ¡Creí que ya habías preguntado! - Salva saltó con una de las sogas y se balancea hasta el interior del barco. Lepiar rodó los ojos al ver la audacia de su amigo.

- ¡Anda tía, a la de tres! - Mauricio y Lepiar si contaron y ellos se balancearon hasta la popa del barco.

Salva estando dentro se topó con un un grupo de alrededor de 15 mujeres, de distintas edades y razas, encadenadas al barco, algunas sin llegar a estar usando ropa suficiente, dejando al descubierto partes de su cuerpo.

Salva no quiso mirarlas muy directamente por respeto, las mujeres se estremecían entre todas cuando lo vieron entrar - ¡Tranquilas, tranquilas! Vengo a sacarlas - Salva tomó su espada y cortó sus sogas - Sólo mantengan la calma, todo va a estar bien -

En la popa el ambiente era completamente distinto. Lepiar y Mauricio peleaban con los traficantes que llevaban el barco. A diferencia de la chica, Mauricio los vacilaba y no daba golpes certeros, solo esquivaba y se reía en sus caras.

Lepiar fue rodeada por varios, guardó su lanza retráctil y se columpió con una de las sogas para darles una patada en la cabeza a los tres, dejándolos inconscientes en el suelo - ¿Podrías dejar de jugar? - Preguntó con tono de fastidio.

- Vale, vale - Sacó sus pistolas y resonó la bala recién cargada - ¡Venid de a varios que me aburro! -

El sonido de los múltiples disparos alarmaron a las mujeres que yacían debajo, Salva intentó tranquilizarlas, pero no funcionaba. Subió hasta la popa - ¡¿Podrían darse prisa y hacer menos ruido?! - Sangre manchó su cara de golpe luego de que Lepiar degollara a un hombre con su lanza cerca de él - ¡LEPIAR, QUE ASCO! -

ABISMO 2: Tratos con el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora