Capítulo 2: Rachas de mala suerte.

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Los siguientes días para Salva no fueron más que rachas de mala suerte. Lo que los muchachos solo veían como despertar con un cabello desastroso o las medias empapadas, para Salva iba más allá al tener noches horribles llenas de ataques de pánico. Su mala suerte podría manifestarse únicamente como recibir el desayuno equivocado, o como una fuerza mayor que no lo dejaba conciliar el sueño.

Estaban en Isla Pata de Palo sentados tranquilamente, cuando Lepiar bromeó - Deberíamos llevarte a un brujo por si es algún karma que estés pagando o algo así -

- Por favor, Lepiar, los brujos no existen - Todos quedaron en silencio, Marie sorbió más rápido su té helado, Lepiar y Mickey siguieron bebiendo mientras miraban a otro lado. Salva notó la incomodidad sin sentido de sus amigos y miró a Kenny - ¿Me dices que les pasa? - Kenny se encogió de hombros mientras murmuraba "yo no sé".

El momento incómodo terminó cuando Mauricio y Erick llegaron a la mesa con unos sobres en mano - ¿De qué hablaban mientras nos fuimos? - preguntó Erick mientras se sentaba junto a Marie.

- Estos tontos creen en la magia, ¿puedes creerlo? - Salva se rio esperando una respuesta parecida de su amigo, Erick solo se limitó a sonreír y asentir forzosamente la cabeza.

Erick le extendió a Lepiar un sobre hasta sus manos - Este es para ti - Continuó repartiendo los sobres hasta quedar sin ninguno. Lepiar abrió la carta y soltó un suspiro enamorado, Mickey solo volteó los ojos - ¿De quién es? -

- De Ares - Todos soltaron un "Aaah" con fastidio al unísono luego de revelar a la persona que le había enviado esa carta - Solo están celosos que yo tenga novio, y ustedes no -

- Yo no quiero un novio - Dijo Erick mientras se reía junto a Salva. Chocaron los puños sobre la mesa y Lepiar continuó.

- Novio, novia, lo que sea, el punto está en que solo yo he conseguido una pareja -

- No te acostumbres - Dijo Mauricio, tosiendo falsamente antes de seguir hablando - Yo seré el próximo en tener pareja de todos nosotros.

- Mauricio, has estado un año diciendo eso - Respondió Lepiar sin quitar sus ojos de la carta.

- Este año sí será cierto - Un rechinido incrédulo salió de la nariz de Mickey - Si no es que Salva me gana - Todos voltearon a verlo, esperando una respuesta.

- ¿De qué hablas? -

- ¡De la chica a la que le diste tu chaqueta hace unos días! Vamos, admítelo, te gustó -

- ¡No, qué asco! - Marie lo miró impresionada por la reacción de este, igual que todos quedaron en silencio abrumador.

- ¿Te da asco? - Lepiar guardó la carta en el sobre, la dejó sobre la mesa y comenzó a estar a la defensiva.

- ¡No, no! Nada de eso... -

- ¿Si sabes que ninguna de esas chicas quiso pasar por eso, no es así? - El tono de rabia subía en la voz de Lepiar. Salva tartamudeaba por los nervios.

- N-no, ¡NO ES POR ESO! Es que... No podría verla de esa forma, solo le di la chaqueta para ayudarla -

- ¿Querías ayudar o aprovecharte de ella? Claro, una chica linda, tierna, vulnerable... Perfecta, ¿No es así? - Salva ya no hallaba qué responder antes las acusaciones de la chica - Oh no, no harías eso, porque te da asco una chica que fue abusada, que gran moral la que tienes -

Salva empujó la mesa, se levantó y se fue. Lepiar estaba encendida en rabia - ¡¿Pueden creer lo que dijo?! -

- ...Decir que le daba asco si estuvo mal, pero... - Mickey cruzó sus brazos y hablaba con cuidado de no ser ahora él el del problema.

ABISMO 2: Tratos con el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora