Capítulo 4: Nadie sabe lo que tiene, hasta que lo pierde.

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En algún pueblo montañero, lejano y apartado de la sociedad, tocaron la puerta de una cabaña llena de plantas y pájaros que iban y venían a su antojo. Luego de muchos toques sin respuesta, una chica albina con un vestido morado pasó por la puerta, no sin antes avisar su llegada - ¡Katrina, te llegó una carta! -

Katrina bajó de su estudio donde se encontraba minutos antes leyendo un libro sobre plantas mágicas. Ella llevaba un vestido gris oscuro un poco por encima de la rodilla con mangas translúcidas que llegaban hasta sus muñecas, unas medias altas hasta mitad del muslo con franjas negras y blancas, unos botines de tacón medio alto negros, un sombrero puntiagudo distintivo de brujas, y un collar choker con una luna de plata . Al llegar abajo saludó a la chica con un beso de cachete, miró con confusión el sobre - ¿Una carta? Nunca me llegan-

- Debe ser de alguien especial, ¿estás emocionada, no? - Vivian entregó el sobre a Katrina en sus manos.

- Esto me asusta más que emocionarme, Vivian - Katrina se rio nerviosa por un momento con su amiga, mientras abría la carta que le había llegado.

La carta decía:

"Querida Katrina...

Aunque el acuerdo era dejar el hechizo de Salva y lo de tu madrastra como un "mal sueño", necesitamos tu ayuda.

Salva está en problemas con la mafia. ¿Qué tiene que ver contigo? Al parecer esos tipos están vinculados con cultos satánicos o algo así, te agradeceríamos si vinieras a hacer una limpia, echar un vistazo o algo así, ¡no sé, no soy brujo!

Espero que puedas venir y echarnos una mano, o una aleta, ¡JA!

Mickey Q."

Katrina volteó el sobre y había unas coordenadas - ¿Y, qué es lo que te llegó? -

- La carta más mal redactada que he leído en mi vida - Katrina guardó la nota en el sobre - Son unos amigos que necesitan verme, debo viajar -

- ¿Quieres que te acompañe? -

- Tranquila, es algo que debo hacer sola - Katrina se despidió de Vivian, y preparó su mochila para ir de nuevo a Playa Paraíso.

Un barquero que trabajaba en la costa de la montaña le cobró a Katrina y la llevó hasta Playa Paraíso. Llegar al puerto fue más difícil para Katrina de lo que ella esperó, ver el muelle donde May y ella solían sentarse a ver el atardecer y desde dónde May la vio para rescatarla el día que se conocieron...

Los diversos barcos piratas que estaban anclados en la orilla, logró recordar vagamente el barco de los piratas, le entraba curiosidad saber si los chicos habían cambiado en algo; Lepiar, Mickey, Erik, Kenny, Marie... Y Salva, los recordó a cada uno con una sonrisa en el rostro, hasta que al llegar al último el nudo en su estómago volvió a aparecer, sin embargo, sacudió su cabeza y se concentró en ver cómo se acercaba cada vez más a su hogar.

Katrina bajó, observando cada detalle de los edificios y de las personas que pasaban por allí, aunque estaba en casa, se sentía diferente...

Aunque debía de ir directamente al barco de los muchachos, no pudo, algo la retenía de hacerlo, y sin embargo, fue a la antigua casa de May. Luego de esperar unos minutos en la puerta, afortunadamente May seguía viviendo allí y abrió la puerta. Al ver a Katrina de pie frente a su puerta el semblante de May se tornó pálido, como si hubiera visto un muerto.

- ¡May! - Katrina, emocionada de volver a ver a su amiga, se acercó a ella para abrazarlo, abrazo que no fue correspondido.

- Tú... -

- Vaya, ha pasado tanto, estaba rezando porque siguieras viviendo aquí - May asintió de boca cerrada mientras veía a Katrina de arriba a abajo.

- Si, volviste... ¿Por qué volviste? -

ABISMO 2: Tratos con el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora