Capítulo 8: Las margaritas.

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Katrina estaba en el balcón de su cabaña buscando entre libros una forma de romper la maldición de Salva, sin embargo, no lograba concentrarse. Su mente no dejaba de pensar en la discusión que tuvo con May, no dejaba de preguntarse como es que había sido tan insensible, tan cruel... Y principalmente, como había podido decir esas cosas. Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Vivian irrumpió en el balcón - ¡KATRINA! –

- ¿Qué? ¿Desde cuándo estás aquí? –

- Desde hace rato que te estoy hablando –

- Ah, lo siento, estaba pensando en algo... ¿Qué pasa? –

- Una de tus amigas te está buscando –

Katrina bajó y vio a Marie nerviosa en la entrada - ¿Qué pasa, Marie? –

- Pues... Necesitamos algo de tu ayuda en el bar – Katrina estaba confundida sobre a lo que Marie se refería, sin embargo, fue con ella.

Al llegar, se topó con un escenario que no sabía si era gracioso o preocupante de ver. Mickey y Lepiar estaban tomados, pero mínimamente conscientes, sin embargo Salva estaba completamente consumido por el alcohol. Se tambaleaba y se reía junto a sus amigos quienes casi se orinaban encima de tanto reírse a carcajadas, ¿de qué se reían? Ni ellos estaban seguros, solo estaban felices.

- Ellos estarán bien, pero Salva nunca ha sabido manejar el alcohol, solo toma cuando se siente agobiado por algo, será mejor llevarlo a la cama – Le dijo Marie a Katrina mientras Salva daba arcadas queriendo vomitar.

Katrina corrió hacia él y le tapó la boca antes de que vomitara sobre Erick, que ella agradeció que se aguantara – ¡HOLA KATRINA! – Salva le gritó a ella en la cara – QUÉ BONITA EREEEESSS – Puso uno de los mechones de ella detrás de su oreja, a su vez yéndose de lado.

- Si, si, ¿Qué te parece si mejor vamos a la cabaña? – Salva no respondió, solo la saludó con las manos, como un niño pequeño que no supiera hablar, Katrina, confundida, le devolvió el saludó y lo sacó del bar por el hombro.

No caminaron mucho afuera cuando Salva se fue en vómito, Katrina echaba su cabello hacia atrás para evitar que se manchase, esperó unos segundos para seguir caminando pero él vomitó otra vez. Lo miró a los ojos, vio que sus ojos estaban desorientados, y aún se seguía tambaleando - ...Me siento mal – Fue lo único que Salva logró pronunciar, Katrina le puso una mano en el cuello, dándose cuenta que estaba encendido en fiebre, ahí fue cuando apuró el paso hacia la cabaña mientras tomaba a Salva de ambos brazos para que no se cayera.

La mañana siguiente, la luz del sol chocó contra sus ojos, Salva despertó acostado en un sofá en el balcón de Katrina con una migraña terrible. Logró verla sentada junto a el con unos tubos de ensayo, él quiso ponerse de pie, pero ella no se lo permitió - ¿...Qué? –

- Tranquilo, toma esto – Le dio el líquido de uno de esos tubos de ensayo, que era amargo al paladar pero luego el dolor de cabeza comenzó a disiparse poco a poco.

- ¿Qué es? –

- Una poción mágica contra la resaca – Katrina se levantó y trajo consigo una bandeja con el desayuno – Ten, siéntate –

Salva observó la bandeja con cuidado - ¿Y estos? ¿Huevos de fénix, extracto de unicornio? – Katrina soltó una risita.

- Son solo tostadas, huevos fritos y jugo de naranja, no todo es mágico – Salva se rio con ella, y comenzó a comer - ¿Te sientes mejor? –

- Si... Gracias, aunque no recuerdo mucho – Se sobó un ojo para terminar de despertarse, pero le dolió al hacerlo - ¿Qué...? – Se vio en el reflejo del vaso de vidrio, tenía un ojo morado e hinchado.

ABISMO 2: Tratos con el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora