Capítulo 9: La chaqueta y su aroma.

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Luego de ver a Katrina y a Salva en el balcón, Kenny salió de Satania, corrió hasta el barco y bajó hasta la bodega, donde permaneció en posición fetal en el suelo, hasta que Lepiar lo encontró.

- ¿Qué estás haciendo aquí? –

- Lepiar... ¿Cómo me encontraste? –

- Te vi salir corriendo del pueblo, ¿estás bien? –

- Si, ¿por? –

- Porque te estás escondiendo aquí abajo – 

- Pfff, no me escondo, ¿de qué hablas? - Kenny quiso disimular, pero Lepiar lo conocía lo suficiente como para saber que mentía.

- Kenny, mientes muy mal - Rodó unas cajas y se sentó junto a él - ¿Qué pasa? –

- Solo no quiero estar allí... Vi... Algo que no me gustó –

- ¿Y eso es...? –

- Aunque el hechizo se haya roto, ¿Salva y Katrina se gustan, verdad? – Lepiar le puso una mano en el hombro y asintió con una sonrisa un poco triste – Los vi a nada de besarse en el balcón de la cabaña, ¡Agh! ¿Por qué me molesta tanto? Salva es mi amigo, debería estar feliz por él, pero... -

- No creí que te gustara Katrina, pero hey, anímate, ya vendrá alguien para ti - Lepiar le dio unas cuantas palmaditas en la espalda, Kenny tomó la chaqueta de Salva, que el la había dejado allí unos días antes, con unos de sus dedos y suspiró...

- Katrina no es... La que me da celos -

Los ojos de Lepiar reflejaban la sorpresa que había en ella, Kenny la volteó a ver con los ojos húmedos - ¿Te gusta...? - El chico se envolvió en sí mismo por la vergüenza de lo que sentía.

- ¡No entiendo qué me pasa! ¡No entiendo que hay de malo conmigo! ¡MI PADRE TUVO RAZÓN CUANDO ME ECHÓ! - Kenny comenzó a llorar, pero seguía con la cara metida en las rodillas.

- Oh... Kenny... - Lepiar lo abrazó y Kenny lloraba con más fuerza...

- He... He intentado de todo para cambiar, ¿sabes? Incluso... Tuve algo con Marie -

- ¿"Algo"? ¿Fuiste novio de Marie? -

- Nah... Nunca llegamos a nada, pero si... Pues... - Kenny se retorcía en sí mismo por la vergüenza de tener que decir lo que insinuaba, sin embargo no tuvo que hacerlo, Lepiar lo entendió por sí sola.

- ¿Te acostaste con Marie? - Kenny asintió mientras se limpiaba algunas lágrimas de sus mejillas - Kenny, ¿Cómo pudiste...? -

- ¡YA SÉ QUE ES HORRIBLE! ¡No sé cómo pude hacerle eso a Marie! - Lepiar hablaba con indignación.

- No hablaba de Marie, ¡Hablo de ti! ¿¡Cómo pudiste hacerte eso!? - Kenny dejó de llorar debido a la confusión - ¿Acostarte con alguien por obligación? -

- Creí que... Si estuviera con una chica, dejaría de estar mal... -

- No hay nada de malo contigo, Kenny - Las lágrimas en los ojos de Kenny volvieron a formarse.

- ¿En... En serio? - Lepiar asintió y volvió a abrazarlo.

- ¿Hace cuánto fue eso? -

- Hace unos meses... No hemos vuelto a hablar después de eso - El silencio los rodeó y ambos pasaron unas horas más allí.

Kenny se sintió más aliviado al haberse abierto con su amiga, que ella lo entendiera y le dijera que no había nada de malo con él, fue un peso de encima que por fin se había ido. Lepiar y Kenny caminaban de vuelta al pueblo en el atardecer, ella hablaba de cualquier cosa con tal de no hablar sobre lo de Salva, sin embargo, Kenny trajo el tema de nuevo a la conversación – ¿Fui muy ingenuo en pensar que Salva y yo pudimos... haber sido...? –

- No, todo es posible – Kenny detuvo el paso y vio a su amiga con emoción - ...Aunque quizás eso no tanto – El semblante de Kenny volvió a ser de decepción ligado con tristeza notoria.

- Fue mala idea darle ese brazalete – Ahora fue Lepiar la que detuvo a su amigo por el brazo.

- ¿Cuál brazalete? –

- El de las caracolas que siempre usa, yo se lo dejé después de la pelea con la madrastra de Katrina –

- ¡¿Se lo diste tú?! Siempre pensamos que fue Katrina –

- Seeeh, debí poner mi nombre completo pero no me atreví, creí que como lo usaba siempre, no sé... Mezcle todo en mi cabeza y me ilusioné solo – Kenny pateaba las hojas caídas de los árboles con rabia, mientras unas cuántas lágrimas caían por sus mejillas.

- ...Hey, ya no llores. Si te sirve de consuelo, no tendrás que soportar sus ronquidos cada mañana – Kenny soltó una risa escondida y limpió sus lágrimas – Volvamos al pueblo – Él asintió, y volvieron a ponerse en marcha.


Al estar de vuelta en la cabaña, Kenny estaba dejando la chaqueta de Salva en su cuarto luego de traerla del barco, cuando la voz de Marie en la habitación lo sacó de sus asuntos - Kenny, ¿podemos hablar? - La piel del chico se erizó en un segundo.

- Marie... Si, ¿sobre? -

- Tú sabes sobre qué - Kenny tragó grueso, había estado evitando esa conversación, pero eventualmente él sabía que tenía que llegar - ¿Pensabas seguir ignorándome? -

- No... Marie, yo no quise ignorarte, es solo qué... -

- ¿Entonces cuál era tu plan? ¿Utilizarme? ¿Ilusionarme? -

- No, Marie -

- ¿¡Entonces qué!? - Las mejillas de Marie enrojecieron por la rabia - ¿Pensabas que solo podías coger y largarte sin importar nada? - El corazón de Kenny se rompía con cada palabra que ella decía.

- No es así, Marie... Yo... - La voz de Marie pasó de molestia a tristeza pura.

- Si querías pasar todo por alto y dejarlo así, déjame decirte que no se va a poder – Marie colocó una mano en su vientre y unas lágrimas cayeron por su cara - ...Kenny, tengo un retraso de un mes – Kenny dejó caer la chaqueta al suelo, sin saber qué responder o cómo reaccionar.

"La cagué" fue lo único que Kenny pudo pensar - ¿Qué dijiste, Marie? – La voz de Erick sobresaltó a Kenny y a Marie, él estaba de pie en la puerta, atónito por lo que llevaba escuchando desde hace rato - ¿Estás embarazada? –

- Erick, te lo puedo explicar – Kenny quiso calmar a su amigo, pero Marie no ayudaba.

- Vamos, dile, ¡Dile que me engañaste para acostarte conmigo! –

- ¡Yo no quería acostarme contigo, ni siquiera lo disfruté! ¡TÚ NO ME GUSTAS! – Una cachetada le llegó a Kenny por parte de Marie, ella, indignada, se fue corriendo de la habitación entre lágrimas – Erick... - Kenny intentó acercarse a su amigo, pero él solo lo empujó por el pecho.

- ¡No te me acerques! ¡Tú sabes lo que siento por Marie! ¡¿Y tú vas y te acuestas con ella?! ¡Eres un desgraciado! – Otro empujón fue por parte de Erick.

- Erick, sé que hice mal pero déjame explicarte... -

- ¡No te voy a escuchar! No me duele tanto que me hayas traicionado, me duele que le hayas roto el corazón, sabes cuánto me importa Marie y tú la lastimaste... -

- Erick, vamos... - Él solo le negó con la cabeza y se fue antes de que las lágrimas terminaran de salir.

Kenny se quedó en el suelo del cuarto, llorando hasta que cayera la noche.

ABISMO 2: Tratos con el DiabloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora