Capítulo XIV : Un pequeño retraso

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Bebió el zumo de manzana casi del trago bajo mi atenta mirada para después levantarse de la silla con rapidez, sonreí al ver su necesidad de mi, nuestra necesidad era mutua.

Se retiró la bata y se acercó lentamente completamente desnudo, dejándome apreciar su increíble anatomía de cerca. Extendió una de sus manos hacia mí para hacerme levantar. Tomé su mano y así hice. Este sonrió mirándome y una vez en pie , con su mano libre retiró mi toalla, dejándome igual que él. La misma mano que me había liberado de la toalla, apartó los platos que había sobre la mesa, dejándola libre para que pudiese sentarme sobre ella. Reí leve por ello y así hice. Abrí mis piernas lo suficiente para dejarlo entrar y pocos instantes después enrollé mis piernas alrededor de sus caderas. Este llevaba una de sus manos a mis muslos y otra la colocaba detrás de mi cuello. Sentía como su mano apretaba ligeramente mi muslo. Eso me hizo soltar una pequeña sonrisa victoriosa, amaba esa sensación de saber que tenía aquel hombre deseándome. Coloqué mis manos en sus pecho, este era realmente grande y fuerte. Al igual que él apretaba mis manos , haciéndole unas pequeñas marcas con mis uñas, él solo se limitó a gruñir. Rápidamente sentí como buscaba con sus labios los míos, no me resistí, aceptando aquel beso con ansias.
Sus movimientos comenzaban a ser más rápidos y fuertes, nuevamente rompía el beso para volver a escupir un gruñido al llegar al climax, pocos instantes después yo le acompañé.
Volvió a sellar nuestros labios, esta vez en un tierno beso, algo ahogado, para después recostar su frente sobre mi hombro. Sonreí leve, apoyando mi mejilla en su cabeza , ambos buscando controlar nuestra respiración de nuevo.

Un tiempo después este se separó de mi. Haciéndome sentir un enorme vacío dentro, podría estar disfrutando de él toda la noche. Caminó hacia el baño en silencio por lo que decidí levantarme de la mesa e ir a buscar mi ropa interior, parecía que la noche había dado su fin.

-¿Qué estas haciendo?- Preguntó al salir pocos minutos después del baño-

-¿Vestirme?- Pregunté de manera obvia girándome para verle-

-Aún no hemos terminado...- Frunció su ceño mirándome - O...¿Tienes que irte?-

-Ou no...- Negó algo sonrojada- Es sólo que entre las reglas... y tu actitud... No entiendo muy bien cuando se acaba esto...- Respondí algo sonrojada. Este solo sonrió de lado-

- Cuando veas que yo me visto. Esa es la señal- Respondió fríamente. Yo solo asentí con la cabeza sin articular palabra alguna-

Yo debía estar volviéndome loca. Esa frialdad, esa indiferencia mezclada con arrebatos de dulzura, esas extrañas reglas... Lejos de hacerme salir corriendo me hacia casi enraizadme al suelo como un árbol, dejándole estática en el lugar. Ejercía un extraño embrujo en mí en cada momento, que me hacía sentirme adicta al él, era la mejor manera de definir lo que me hacía sentir. Observarle ahí de pie, mirándome fijamente, me hacia desearle en cada momento, necesitarlo y sentirle dentro de mi y eso era lo que debía de sentir un alcohólico al tener una botella Justo enfrente de él.

Comenzó a acortar la distancia que había entre ambos. Aquello me hizo acelerar mi corazón, haciéndome salir de mis pensamientos rápidamente. Acercó su rostro al mío y con la punta de su lengua acarició mis labios. Mi corazón se aceleró en aquel instante un poco más. Sus manos comenzaron a acariciar mi costados, bajando lentamente mi ropa interior, dejándome nuevamente desnuda. Una de sus manos subió rápidamente a mi cabello , esta vez si sellando nuestros labios en un acalorado beso. Con su cuerpo comenzó a hacerme caminar hacia la cama. Al sentirla detrás de mis piernas , me senté en ella . Él se separó al verme sentada, solo sonrió nuevamente y se fue caminando hacia sus pantalones, donde guardaba un nuevo condón.

Observé cómo se acercaba de nuevo a mi , mientras me recostaba y me acomodaba en la cama. Este no tardó en echarse sobre mi. Su rostro bajo hasta mis senos los cuales comenzó a lamer altérname, mientras mis manos subían hasta su cabello enredando mis dedos en este. Poco después sus besos comenzaron a subir hasta mi cuello , dejándome un pequeño mordisco. Solté un pequeño gruñido. Pude sentir de nuevo sus dientes en mi cuello, pero esta vez por su sonrisa.

¿Estás libre esta noche? (Jai Courtney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora