Capítulo VIII- Toda tuya

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Llegué al hotel algo antes de hora. Quizás se me notaba algo desesperada por verle... pero así era. Le busqué con mi mirada sutilmente mientras atravesaba el Hall del hotel. Pero ni rastro de él. Suspiré levemente mientras caminaba hacia dentro del lugar.

-Buenas noches -Su voz apareció detrás de mí provocándome un pequeño salto en el sitio. Tras mi reacción una pequeña risa salió de sus labios-

-Buenas noches- Murmuré con mis mejillas completamente rojas por aquella situación tan estúpida-

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-Buenas noches- Murmuré con mis mejillas completamente rojas por aquella situación tan estúpida-

Caminamos juntos hasta los elevadores. Él pulsó el botón y yo aún mantenía mi cabeza algo agachada para que no viese mis mejillas arder. Entramos en el elevador y tras pasar las puertas se cerraron. El chico pulsó el botón de la planta 15. Yo levanté mi mirada hacia él, este solo soltó una pequeña sonrisa y negó con su cabeza. Hizo un pequeño gesto con esta, indicándome que mirase algo que había en una esquina de este. Me giré para ver que me indicaba, pude ver un pequeño aparato negro escondido entre los adornos del elevador.

- Hay cámaras de seguridad en los elevadores. Así que deberá aguantar sus deseos señorita- Me susurró aún con una sonrisa divertida en sus labios-

Intenté sonreír al ver que había leído mi mente, incluso mucho antes de que yo lo hiciese. Pero aquella sonrisa tan mala que salió de mi boca hizo que el chico frunciese sus labios

-¿Todo bien?- Preguntó mirándome fijamente. Sus ojos azulados fijos en mi me hicieron estremecerme un poco. ¿Había algo imperfecto en este hombre?-

-Si- Respondí quitándole importancia. No quería romper las reglas-

El asintió con su cabeza mientras se abrían las puertas de nuevo. Mi corazón comenzó a latir más rápido que antes. Estaba a escasos segundos de repetir lo de anoche. Aquello invadió mi mente relajándola a cada paso que daba acercándome a la habitación

¿Daniel?¿Quien era Daniel en aquel momento?

Me paré delante de la puerta de la habitación y observé cómo insertaba la tarjeta en la cerradura para abrir la puerta, la misma habitación que la última vez. Me cedió el paso, entre rápidamente en esta y el detrás mío con una pequeña sonrisa de medio lado. Tras él, cerró la puerta.

No dejé pasar siquiera un segundo después de que la puerta se cerrase detrás de nosotros que me abalancé sobre él para besarlo con urgencia, pegándolo contra la puerta. Mi cuerpo se estremeció al sentir su lengua uniéndose a la mía en movimientos frenéticos y desesperados mientras sus manos bajaban poco a poco por mi espalda hasta mi trasero. Se separó de aquel beso para mirarme unos instantes

-¿Cada vez que quedemos vas a venir así de sexy?- Esa pregunta me hizo sonrojarme y soltar una pequeña risa. Esta vez , sin enmascarar ningún tipo de pensamiento-

Me daba igual que él se diese cuenta que me vestía de manera provocativa para quedar con él. Es que lo hacía, y hoy con más intención. Aquel hombre me volvía loca.

¿Estás libre esta noche? (Jai Courtney)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora