𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 52

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Hades Santoro

Noviembre 2018

Adara entrando a su semana veinticuatro la mansión se termino volviendo un caos de hormonas alborotadas.

Nunca sabias como estaría, si feliz, enojada, triste, emocional y entre más. Habían noches que me sacaba de la cama solo porque ella ya no le apetecía dormir conmigo.

Su barriga cada día crecía más y eso dificultó en ocultar el embarazo, solo la familia lo sabia por ahora y tratábamos de que nadie más se enterara. No estaba al cien por ciento seguro de que ya no había ningún infiltrado.

Alzo la mirada cuando la puerta se abre de golpe y Adara entra cruzada de brazos con un vestido ajustado que resaltaba su embarazo de solo seis meses. Venia descalza.

—Luca es un idiota—gruñe molesta llegando a mi lado—¿sabes como me dijo? Que parecía un saco de boxeo.

—tu sabes como es Luca—trato de no reír

—no puede tratarme así, estoy sensible—hace un puchero

—explícale eso

—le dije eso mismo, ¿sabes que dijo?

—¿que te dijo?

—que se pasaba mi estado sensible por la polla

Evito reír mientras que Adara me miraba indignada.

—bueno... Es Luca, solo debes de dejarlo

—¿es Luca? Soy su cuñada, debería tener consideración conmigo

—Hades tu esposa está loca—entra Luca a la oficina y Adara lo mira fijamente—¿otra vez aquí? ¿No te cansas?

—¿no te cansas de ser un imbecil?

—¿no te cansas de ser llorona? Tuve que ir tres veces al baño para buscarte unos jodidos pañuelos

—oh por dios vas a morir por hacer eso—dice Adara sarcasticamente—. Ves—señala a Luca—es un pesado.

—la pesada eres tu—la señala Luca

—parecen unos críos—opino

—cierra la boca—me ordena Adara

—eso, cierra la boca—apoya Luca a Adara

—¿enserió?

—si—hablan a la vez

—¿por que hablan a la vez?—entra Antonella

—tu mellizo es un estúpido—habla Adara—es malo conmigo, ¿sabes que me dijo? Que se pasaba mi sensibilidad por la polla.

—por el amor de Dios Luca, ¿no puedes ser un poco más delicado?

—no soy delicado con Zaria y lo seré con Adara—bufa Luca

—¿no tienes a nadie más que molestar?—le pregunta Adara

—no, pues fíjate que el cabron de tu marido me puso otra vez como tu guardaespaldas y ya no puedo divertirme con los prisioneros. Seguramente el bastardo de Stephen ya debe estar hasta bailando por todo el tiempo que deje de torturarlo. 

—¿aun vive?—pregunta Antonella

—si—respondo

—bueno, si tanto te molesta ser mi guardaespaldas deja de serlo.

—pues yo más que encantado—sonrie

—¡Dile algo Hades!—me grita Adara

—¿puedo trabajar en paz?—le pregunto

𝑺𝒆𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒑𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora