𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 38

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Adara Santoro

Tuve que dejar atrás mi dolor por el aborto para poder despejarme, sabía que quedándome en la cama llorando hasta dormirme no me ayudaría en nada y mucho menos devolvería al bebe.

Así que estos días había estado nuevamente haciendo postres y enseñándole a Chiara hacer su propio pastel de chocolate aunque Luca no parecía muy de acuerdo con eso ya que decía que su vida corría peligro bajo las manos de Chiara.

—yo creo que has mejorado—le digo a Chiara

—esta horrible—hace una mueca

—no es cierto, solo le falta un poco más de relleno y mojar más el bizcocho, la idea es que este mojado no tan seco y sentir que comes una masa más—le explico

—¿quieres probar?—le ofrece a Luca

—por el bien de mi vida y por mi salud me niego a probarlo, no se si tiene veneno por ahí

—¿de que sirve envenenarte? No gano nada —confiesa Chiara

—tienes razón pero los pasteles de chocolate solo serian para ti—responde Luca

—con Flavio no lo creo—intervengo—últimamente esta muy fan de los pasteles de chocolate

—¿y si le ofreces eso a el? Quizás no se queja mucho si se envenena

—buena idea—sonrie Chiara y sale de la cocina

Niego mientras me sirvo un vaso de agua y lo bebo. Mi prima entra a la cocina y bufa al ver a Luca.

Luca solo la mira fijamente retandola a algo y Zaria parecía dispuesta a ello, no se que pasaba exactamente con ellos dos pero era extraño. Un día actuaban tan normales y al día siguiente podían estar apuntándose sin miedo a disparar.

Me largo de la cocina cuando el ambiente se torna tenso y camino a la sala donde Antonella veía una revista de moda. Me siento a su lado y ella me sonríe.

—¿que tal la moda?

—no tan interesante como la temporada pasada, parece que esta vez no se esforzaron mucho—suspira

—¿nada te ha gustado?

—no me llama la atención, son bonitos pero no me veo luciendolos

Asiento lentamente y Antonella sonrie.

—¿si vamos de compras?

—¿ahora?—inquiero

—pues si, es un día hermoso y no tenemos nada que hacer

—no creo que Hades le parezca bien

—¿que no le parecerá bien a Hades?—entra Flavio a la sala

—salir de compras—responde Antonella

—no creo que eso sea muy adecuado ahora—admite Flavio—la guerra ahí fuera esta fea y los ataques son acá en Positano. No es segura la ciudad ahora mismo.

—¿esta muy mal?—se sorprende Antonella

—si—asiente Flavio

Antonella hace una mueca y vuelve la vista a su revista. En ese instante Hades entra a la sala y su mirada recae en mi.

—Adara—me llama

—¿si?

—ven conmigo—me hace una seña

Me pongo de pie y camino hacia el, toma mi mano y entramos a uno de los pasillos de la mansión.

—¿que sucede?

𝑺𝒆𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒑𝒊𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora