Cuarenta y cuatro

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ALISON

—¿Como te has enterado?

—Me lo dijo Megan.

—¡¿La has vuelto a ver sin yo saberlo?!

—¡¿Me dices tú a mí las veces que te ves con esa...gran y magnífica...

—¡Déjalo!

—Eso es...si no te gusta que te lo diga, pues ¡Déjalo tú también...!

Lo miré mal, me miró mal.

—Pues no me importa como haya sido pero no irás y punto.

—Eso ya lo veremos.

Rugió.

Estábamos Jungkook y yo en su habitación y él estaba siendo muy cruel conmigo. Nada que ver con el que era antes.

—Era mi padre y tú en ésto no tienes nada que ver ni opinar, ¡¿Te enteras?! —le dije con lágrimas en los ojos ésta vez. La culpa y los recuerdos no me dejaban vivir en paz y me hacían sufrir.

Suspiró y dió un golpe a algo. Después quedó en silencio por un momento. Que pareció una eternidad.

—Y yo que lo siento de verdad Alison, pero no puedes moverte de aquí porque yo no puedo acompañarte, tengo asuntos importantes que controlar —me dijo poniéndose a mi lado y habiendo bajado el tono autoritario que tuvo antes.

—!Oh! Que sorpresa —dije moviendo mis manos colérica, no me iba a engañar— que no puedas venir conmigo, no es normal en tí una cosa como esa....dejarme sola a todas horas...¡Que va!, eso no es cierto —le dije hablando rápido y aguantando mis ganas de llorar.

Empecé a meter unas camisas y unos pantalones vaqueros de malas maneras en una maleta que era suya, era de color negro. Yo fui tan tonta que no me había llevado casi nada mío allí.

—No te vayas por favor —lo intentó de otra forma, me acarició con un dedo la espalda despacio. Un escalofrío recorrió mi cuerpo y unas ganas enormes de que me abrazara se hicieron dueñas de mis deseos, pero estábamos siempre peleando y los abrazos ya no existían entre nosotros.

Pero a mí tampoco me engañaba ahora, se había comportado muy mal desde que le obligué a que me contara todo lo que sabía y como no dejaba de sacar el tema cuando lo tenía delante, pues se iba y me dejaba sola siempre.

Hubo hasta una vez que estuvo dos días desaparecido con Samantha y cuando llegó se encerró por otro día en una estancia con llave.

Pero ahora ya me daba igual lo que hiciera, estaba tan dañada en éste momento que no iba a darle el gusto de salirse con la suya.

—¡Era mi padre Jungkook! —le grité— ¡Por el amor de Dios! ¡No voy a volver a verlo jamás, no pude ni despedirme de él maldita sea! —tuve que estrujar una camisa que tenía en mis manos para aguantar mi dolor.

—Lo sé, lo sé —me abrazó al fin, intentó calmar mi cuerpo tembloroso—. Pero es que es peligroso Alison, ahora no puedes moverte de aquí si no es conmigo —me dijo y besó mi cabeza con ternura.

—¿Otra vez con eso? —me separé y lo miré a los ojos— . ¿Y se puede saber quién manda eso?

Era tan hermoso como siempre pero su expresión había cambiado. Eso no podía ocultarlo y es que era una oscuridad extraña la que lo envolvía. No me gustaba.

—No me mires así, ya casi lo tengo todo arreglado —me dijo serio y tensando su mandíbula

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—No me mires así, ya casi lo tengo todo arreglado —me dijo serio y tensando su mandíbula.

—¡¿El qué?! ¡¿Qué coño es?! ¡¿Qué mierda es?!

Me desesperaba tanto que le pregunté días atrás a Jin si los vampiros se podían divorciar, y el pobre me dijo que si aquí no existen las bodas cómo va a haber divorcios.

Cómo si yo me hubiera casado con él tampoco.

—¡Chicos por lo que sea que creáis!, ya vuestras peleas están cansando a todos, estáis discutiendo cada vez más fuerte, ¿No lo veis? No es agradable para nadie —apareció Jin ante nosotros entrando por la puerta con el ceño fruncido—. Jamás ha habido algo como lo vuestro por aquí y todos están ya hablando mal.

Yo lo miré por un momento con mala cara y sin ganas de nada por las circunstancias en las que me encontraba.

Mi padre adoptivo había muerto. Y yo no pude despedirme de él....¿Había mayor dolor?

—Yo solo quiero irme Jin, pero él no me deja —le señalé con el dedo y Jungkook suspiró molesto.

—Jungkook creo que te estás pasando, hoy es normal que se vaya, ¿No crees? —le dijo Jin con un regaño.

—Es que no puedo acompañarla y no lo entiende, no sé como tú puedes decir eso sabiendo lo que hay —le dijo con los dientes apretados.

—¡Otra vez la burra al trigo! —le dije desesperada—. Mira que me da igual lo que digas que yo me voy de todas formas —lo reté.

—¡Oh no! ¡Tú no te vas!

—¡Sí me voy!

—¡No!

—¡Si!

—¡No!

—¡Sí!

—Joder, que cansado es ésto —dijo Jin y se sentó en el sillón de golpe.

Yo lo miré y solté el aire también cansada.

Cogí y cerré la maleta, la cogí y miré a Jungkook.

—Creo que tal vez no voy a volver, es lo que te mereces por tu mal comportamiento conmigo.

—¡¿Te has vuelto loca?! —se acercó rápidamente a mí y empezó a respirar agitado.

—Ya me he cansado, eres alguien que no conozco —le dije desesperada y dolida.

—¿Lo hago todo por tí y tú me pagas así? —me recriminaba.

Levanté mi mano.

—Por la señal de la santa cruz, quedas en paz con ésta alma en pena —le hice la cruz.

—Pero....¿Qué mierda es esa? —se echó hacia atrás con los ojos abiertos.

—Eso me decía el cura cuando iba a misa mientras estaba en el orfanato.

No le gustó lo más mínimo, puso cara de asco y escupió al suelo.

—De verdad Alison, hoy te has superado —me miró mal y yo solo me volví para irme.

—¡Cómo salgas por esa puerta no vuelvas nunca más! —gruñó encolerizado.

—No te preocupes, que no volveré —dije todo lo serena que pude.

—¡Te lo digo en serio Alison!

—¡Y yo también Jungkook!

Salí con un dolor enorme, pero mi mente ya no estaba como antes y mi corazón tampoco. Se merecía saber que alguien al que uno quiere, si es que me quería, necesitaba comunicación de pareja....

Vampire JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora