Cuatro

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Mi mera cercanía era su delirio, yo de sobra sabía eso. Se agarraba a mis ropas y olía mi pecho, su sangre corría veloz en su interior, yo podía oírla y sentir como veloz le recorría la vena principal, mi atención fue dirigida a su vena horta que latía despiadamente para mi desgracia, mis colmillos salieron de su escondite para hacerme entender que ella me daría el éxtasis que tanto deseaba.

Atrás estaba el que me disparó, yo volví mi rostro y sin soltarla lo miré. Al percatarse de mi rostro ya convertido en la muerte retrocedió. Yo abrí la boca y emití un rugido para asustarlo, no podía servirme de comida por el momento, no estando ella delante.

Salió corriendo y asustado, luego lo buscaría, tenía que alimentarme sino tendría un grave problema, me volví de nuevo a ella y escondido en su pelo le hablé.

—¿Estás bien? —le susurré en su oído y un pequeño gemido impactó en mi pecho donde ella apretaba su boca.

—Te amo más que a mi vida —me dijo y yo respiré hondo, mi maldita presencia y mi cercano olor atrayente la confundían.

Estaba en éste momento convertido en vampiro, eso es lo que le ocurría, yo solo lo hacía cuando quería alimentarme y lo que ella experimentaba es la atracción que ejercía en las víctimas. Mi atracción es como el cebo para el pez, el queso para el ratón o el veneno para las ratas....todo eso atrae con un solo objetivo y ella había caído en mi trampa.

—Hueles tan bien —pasaba su nariz por mis ropas.

—Siento decirte que ésto no es real, mañana ni lo recordarás —le volví a susurrar al oído y ella tembló y se estremeció.

Era tan cálida y yo tan frío, olí su cuello y puse mi nariz detrás de su oreja, su pelo daba en mi cara y la sensación hizo que quisiera rozar mis labios por esa zona.

Ella movió su cabeza para dejar su cuello ante mis ojos y mi rostro, toda entregada estaba para que mis colmillos profundizarán en su piel tersa y blanca.

Abrí mi boca y mis piezas dentales mortales la tocaron, la rozaron, le acariciaron la primera capa de piel y el éxtasis no se hizo esperar, quería hundirme, perforar y tragar lo que su vena me entregaba, la llave para seguir con mi malvada existencia.

Pero ella era un humano de bien, ayudaba con su trabajo a la sociedad y por mí no iba a dejar de existir.

—Te amo —me dijo de nuevo.

—Es un orgullo para mí que me lo diga señorita —le dije y la separé de mí— pero esto no es real, todo es inventado...no tema que no le haré daño.

Saqué un pañuelo negro del bolsillo de mi pantalón y se lo puse en la frente, le cogí la mano para que hiciera presión en él. No quería seguir viendo la sangre que salía de su herida, por un momento quise lamerla.

—Te amo —no paraba de decirlo y me hizo sonreír. Nunca dejaba tanto tiempo a una presa viva y la pobre seguía con su declaración de amor embaucada por mi atracción.

—Salga de aquí, es peligroso si se queda, ese hombre aún está por los alrededores —le dije y ella me miraba con una gran sonrisa.

—Eres tan guapo, me gustaría cenar contigo ¿Quieres que vayamos ahora? Yo te llevo.

Ya tuve que reír un poco, estaba tan graciosa mientras me suplicaba, ¿Así sería salir con una mujer si yo fuese un simple mortal?

Me acerqué a ella, si jugaba un poco tampoco sería una catástrofe, mi control con el paso de los siglos por no matar a una presa era para mí una tarea fácil, no le haría daño alguno.

Toqué su mano y me sonrió.

La pegué a mí con fuerza.

—Quiero olerte —le dije y ella me volvió a abrazar.

—Y yo abrazarte, olerte y comerte si es necesario —si cuando saliera de su letargo pudiera recordar su comportamiento sentiría vergüenza de sí misma.

Sin querer entender que era un error, me pegué a ella y la volví a oler, me encantaba su olor corporal, olía a una especie de flor natural y a océano, a mar cuando estaba en silencio, sentí una paz interior, me calmaba.

—¿Te gusta mi olor? —le dije— ¿Como te llamas?

Estaba sumergido en su cuello y ella apretaba mi cintura.

—Me llamo Alison....¿Y tú? —me dijo con énfasis.

—Yo soy Lucifer, el diablo, el demonio y la criatura de la noche, el depredador más despiadado que jamás pudiste encontrar —le dije bajito en su oído— ahora te irás Alison y sin mirar más hacia atrás llegarás a tu casa sana y salva ¿Entiendes? Gracias por dejar que sienta por un momento tu calor y tú cercanía, me has entregado algo que valoro mucho. Sentir tu calidez ha sido un regalo para mí.

—No quiero separarme de ti, te necesito tanto como el aire para respirar —eso me gustó que lo dijese.

—Eso es solo en éste momento, mañana no sabrás quién soy, no te preocupes —la separé de mí y me encaminé a su coche— entra y vete.

Me miró por un momento, yo ya había cambiado a mi aspecto humano.

—¿Te volveré a ver? —me preguntó.

—No...y es lo mejor aunque no lo creas.

Se puso triste.

La miré y ella sin pensarlo dos veces se metió en su interior, no podía hacer nada con el control que yo ejercía en ella, mis órdenes eran acatadas sin remedio. Ese era otro de mi poder.

Arrancó sin más y salió deprisa hacia la carretera, iría a su hogar, esa sería mi última conexión con ella porque mañana no recordaría absolutamente nada.

Volví de nuevo a mi autocontrol, necesitaba buscar a mi objetivo, mi instinto me decía por dónde se había ido el asesino que estaba con ella en el coche, necesitaba alimentarme sino tendría serios problemas con mi locura por no tomar sangre.

Lo encontré unos minutos después corriendo por una plantación de cereales a unos dos kilómetros de donde estábamos antes, velozmente lo alcancé, lo tiré al suelo y sin mediar una palabra le clavé mis colmillos, la sangre inundaba mi boca y pasaba por mi garganta como una ráfaga de vida que me hacía creer que todo en mi cuerpo latía de nuevo, aún estando muerto, esa sensación es la que necesitábamos los vampiros para poder subsistir.

Porque mi vida real...la humana me la arrebató y aniquiló el conde Drácula.....

la humana me la arrebató y aniquiló el conde Drácula

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Vampire JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora