Vampire Jungkook

Trece

—¿Qué haces?

—¡Dios Roko! Me has asustado —mi compañero vino hacia mí y miró la pantalla de mi ordenador.

—¿Qué es eso? —yo estaba viendo escritura antigua, grabados en piedras milenarias, momias, catacumbas y toda esas cosas tenebrosas.

—Estoy intentando descifrar lo que dice la inscripción gravada en la medallita, esa que encontré en el cadáver de la estación.

—Ah....ya.

Noté de pronto su mano tocar mi espalda hasta subir a mi cuello, me hizo presión levemente.

—¡Roko! —le grité y lo moví para que me dejara.

—Perdón solo intentaba relajarte un poco, te ves tensa —se separó al ver mi aspecto de pocos amigos.

—No me gusta que me toquen y lo sabes, perdón tal vez soy demasiado seca a veces —me levanté y lo miré de forma conciliadora, tampoco era para tanto, nos conocíamos desde hace mucho y nunca me hizo nada malo.

En ese momento algo cambió en el ambiente de la oficina, sentí el frío que mi cuerpo experimentó con Jungkook. Había un vampiro cerca de nosotros, lo sabía.

—¿Quién le dió al aire acondicionado? —preguntó Roko desconcertado.

—No es el aire acondicionado —le dije mirando de un lado a otro esperando que fuese mi vampiro hermoso y no otro de los malos.

Una silueta pasó rápidamente por nuestro lado, una ráfaga de frío intenso movió mi cabello. Miré rápidamente a Roko que me miraba con los ojos muy abiertos.

—Alis..... —no terminó mi nombre. Empezó a sangrar por su cuello y paralizado cayó al suelo.

Tapé mi boca para no gritar, creo que tampoco hubiera salido un sonido de ella. ¿Estaba muerto?

Bajé mi cuerpo hasta quedar a su lado y le acaricié la cara.

—¡Roko! ¡Roko! Por favor háblame....

—No puede.... está muerto —dijo alguien como si fuese una cancioncita cantada en un colegio.

Miré y allí había una mujer hermosa, vestida con un atuendo negro ajustado. El pelo era de color plateado y sus labios rojos como las amapolas se curvaron en una sonrisa perfecta.

Tragué fuerte y me levanté despacio.

—¿Eres.....una vampiro? —dije nerviosa y asustada.

—Yes....pertenezco a los invocadores de almas —bailó a mi alrededor— tú tienes en tu poder algo que me pertenece —me sonrió.

Eché mi cuerpo hacia atrás por el miedo y la desconfianza, su olor era embriagador y atrayente, olía a flores exóticas.

—¿Me lo vas a dar? No tengo toda la noche, necesito almas para alimentar mi perfecto y hermoso cuerpo —vino hasta mí y examinó mi rostro y después me olió— ¡Jeon! —gritó y me asustó— ha estado cerca de tí ¿Verdad?

—No sé lo que dices —era la verdad, sabía que se refería a mi vampiro bueno, pero no entendía lo que quería insinuar, estaba demasiado asustada y no podía pensar.

—¿Está aquí en ésta ciudad? —dijo cambiando su actitud a una más ruda e inquietante.

—No sé de lo que hablas —no me gustaba esa mujer, no quería que le hicieran daño, no le diría nada.

—Te vienes conmigo —dijo y se acercó a mí, sus ojos se oscurecieron y su aspecto cambió a algo que me hizo cerrar los míos. Los dientes de un vampiro aparecieron ante mí, sus colmillos afilados salieron para hacerme temblar despiadamente— si estuvo cerca de tí y no te hizo nada te buscará, lo sé, es así de tierno y sensible....cuando entenderá que es un ser maligno y diabólico al igual que los demás —me susurró al oído, me entraron ganas de morir por mí misma porque sabía que con ella sería una agonía cuando decidiera matarme.

Cogió mi cuerpo hacia arriba por mis hombros, lo hizo como si yo fuera una pluma, la miré y sus ojos que se oscurecieron completamente se clavaron en mí, haciendo captar toda mi atención.

—Hasta pronto Alison......

"Las flores eran de color blanco y la casa de madera oscura, mi madre me llamaba desde la puerta de salida para ir a comer.

—Alis ven, papá ya está en casa —me gritaba y yo me levanté del suelo, jugaba con mi muñeca Sofía.

Un frío recorrió de pronto el lugar y los pétalos de las flores volaban a mi alrededor. Vi pasar por mi lado a un hombre vestido todo de negro, llevaba un sombrero que tapaba sus ojos.

Algo lo hizo parar ante mí, me miró por unas décimas de segundo y tocó mi pelo.

—Eres hermosa pequeña —esas fueron sus palabras.

Su frío contacto, su voz aterciopelada y su figura alta como la de un rascacielos, me dejaron con una bonita sensación.

Mi cuerpo estaba paralizado, no podía moverme. Empecé a respirar con grandes bocanadas porque pensé que me asfixiaba. Parecía que no lo había hecho por una eternidad.

Intenté concentrarme, saber lo que me ocurría y entonces todo vino a mi mente, una mujer vampiro había matado a Roko. Me atravesó un dolor intenso, era mi amigo, un idiota a veces pero mi amigo. Lloré con los ojos cerrados por no poder abrirlos y me intenté tranquilizar.

Poco a poco pude moverme, lo hice despacio y con mucho dolor por estar mis músculos contraídos.

Abrí los ojos y sin poder remediarlo abrí mi boca también al verme en una estancia enorme de color blanco y gris. Todo era mármol a mi alrededor y la luz venía de unos ventanales vestidos con cortinas de color rojo.

Yo estaba tendida en una mesa dura y fria de piedra blanca

—¿Ya despertaste?

Giré mi rostro hasta la voz que escuché resonar como un eco. Aquello era frío y enorme.

No dije nada, solo me senté en el borde de la piedra y cogí mis brazos para darme calor.

—Tiene buen gusto Jungkook —de nuevo nombraron a quien todos sabían que yo conocía— no tengas miedo, solo queremos que vuelva a casa, lleva demasiado tiempo fuera.

—No creo que yo sea tan importante para él —dije un poco recelosa.

Aquel que seguro que era igual a ellos era bastante alto, llevaba un traje oscuro demasiado antiguo para mi gusto, seguro llevaba encerrado mucho tiempo y no sabía nada de moda. Sus facciones eran fuertes y su aspecto no estaba nada mal, aunque era mayor.

Estilo a un vampiro de una novela que había en tele tres cuando yo tenía diez años, lo veía todas las tardes cuando llegaba de clases.

¡Alison por el amor de dios que estás en peligro! ¿Qué haces ahora pensando tales tonterías? Moví mi cabeza para volver a mi cruda realidad y miré al que me observaba detenidamente.

—¿Te gustaba ver cosas de vampiros desde pequeña? —me dijo y abrí mucho mis ojos— lo he leído en tu mente.

¿Pero dónde demonios había empezado a vivir yo? ¿Dónde estaba mi mundo anterior?....