Pasión: Parte II

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Era de madrugada, nos quedamos dormidos después de todo lo compartido por la noche, desperté de apoco y la sentí abrazándome mientras aun seguía durmiendo, sintiendo su cuerpo con el mío desnudos, parecía que todo esto hubiera sido un sueño pero no, estaba muy seguro que era real, acariciaba sus cabellos con una de mis manos mientras veía aun un poco rojo aun pecho por mi cataclismo pero un poco menos que antes, aun así esperaba que esa marca se borrara por completo ya que era un duro recordatorio para mí de ese momento en el que pensé que la perdía, deposité algunos besos en la zona con la esperanza de que sanara.

La sostuve en mis brazos y me volví a quedar dormido con una sonrisa en mi rostro.

...

Pasaron unas horas, desperté atolondrado, vi la hora, 06:25 am, Marinette estaba tan cómoda abrazándome aun, aferrándose a mi como si yo me fuese a escapar de su lado, pero la realidad era que debíamos despertar y ella volver a su hogar ya que debíamos ir a clases en unas cuantas horas y si mi padre la veía aquí ahora si me enviaría a la Antártida a cuidar pingüinos.

-Mi amor, despierta-

Marinette hacía unos pequeños sonidos entre sueños como señal de que no quería despertar, revolvía su cuerpo debajo de las sabanas y tapo su cara con ella.

-Cinco minutos más...-

-Amor... en unas horas debemos ir a clases-

Lentamente iba despertando se encontró con mi mirada y se sonrojó al recordar que estaba desnuda y en mi cama por lo que se cubrió con la sabana nuevamente.

-Adrien... ¡no sé qué me pasó!, me descontrolé y ... ¡ay que vergüenza!-

-¿Por qué vergüenza?-

-Porque me viste desnuda, por cómo me comporté-

- ¿Te arrepientes de esto? -

-No... pero-

-Pero ¿Qué? -

-Fue mi primera vez ... debo haber sido muy torpe, quería hacerlo mejor que eso... pero mis impulsos me guiaron, espero no haberte decepcionado...-

Rei con lo que decía Marinette, ella agachó la mirada un poco avergonzada, le pedí perdón por reír ya que al parecer la había hecho sentir un poco mal, creo que había vuelto a la normalidad, toda esa energía se liberó con nuestro acto de amor.

-No tienes de que avergonzarte hermosa, me encantó estar contigo y para mí también fue mi primera vez, si tu tenías esos miedos, yo también, lo importante es que vayamos aprendiendo todo esto, pero juntos-

Ella subió su mirada tímida y me dio un beso en los labios.

-Perdóname por haberte tratado tan mal todos estos días, estaba dolida contigo, pero no puedo negar que te amo con todo mi corazón ni tampoco puedo vivir sin ti-

-Tú deberías perdonarme a mí por todo, por no haber sido más sincero contigo desde el principio y por el cataclismo que casi te aparta de mí, lo cierto es que sin ti mi vida sería tan vacía, iluminas mi vida como nadie más y me moriría si te pasase algo -

Nos volvimos a besar y a dejar nuestras peleas y diferencias de lado, volvíamos a estar juntos y ahora más unidos que nunca, la llené de besos en su cuello

-¿Y qué haremos ahora que sabemos nuestras identidades?-

-Si hay visitas como esta todos los días, no me quejo-

-¡Tonto! ¡no se puede hablar en serio contigo! ¡Gato callejero!-

Ella me golpeó con una de mis almohadas y yo la atrapé y la acerqué hacia mí, ahora era mi turno de robar de sus besos, acariciaba mi cabello con tanto amor, pero de pronto escuchamos tocar en la puerta, la voz de mi padre se sentía quien pedía que abriera la puerta.

Nadie quiere estar solo / Marichat / adrinetteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora