Seok Jin caminaba de un lado para otro dando órdenes, poniendo todo en su lugar y asegurándose de que todo estuviera muy bien arreglado. Sonrió cuando escuchó el familiar sonido del horno, avisándole que los cupcakes que estaba preparando por fin estaban listos. Así que corrió hacia la cocina emocionado, topándose con una de las empleadas sacándolos del horno.
—Oh, señor Kim... ¿eran suyos? —preguntó la chica dejándolos sobre la mesa. —Lo siento mucho, pensé que una de nosotras había decidido hacerlos.
—No importa, solo déjalos allí, bonita—respondió Seok Jin acercándose y poniendo nerviosa a la chica. —Yo voy a encargarme de ellos.
La chica asintió con las mejillas sonrosadas, adorable, y luego se retiró de la cocina con una reverencia. Jin suspiró y se estiró un poco, estaba cansado de estar organizando todo, pero esta era una de esas cosas que le gustaba hacer, así que procedió a preparar todo para decorar los pastelitos.
—Vas a terminar enamorando a todos en este lugar—la gruesa voz hizo que Jin diera un brinquito en su lugar y luego se relajara al sentir las grandes manos pasándose por su cintura y un beso en su mejilla. —Hye estaba toda de mejillas sonrosadas.
—Solo soy amable, Nam Joon, ya no busco conquistar a nadie, yo... ya te tengo a ti.
—Exactamente, me gusta que lo sepas—Nam Joon mencionó seguido de una risita, girando a Seok Jin para quedar de frente y poder dejar un beso en su frente.
Y es que desde aquella vez que se habían conocido en una fiesta donde sus padres estuvieron felices de que se llevaran bien, mientras ellos dos follaban como locos en el baño y luego en el departamento de unos de los dos, no habían podido separarse. Claro que al principio todo era deseo, Seok Jin por su parte siguió saliendo con varias personas, para olvidarse de lo controlada que su vida era, y Nam Joon hizo lo mismo por su lado. Reuniones cada cierto tiempo, besos y demás nunca faltaban, hasta que ambos se dieron cuenta que eran egoístas y finalmente aceptaron que no les gustaba compartir y que incluso ellos podían tener exclusividad.
El padre de Seok Jin no lo aceptó, por supuesto, porque él estaba esperando que fuera su hija quien finalmente se casaría con el hijo de su socio mayoritario, lastimó a Seok Jin con palabras e incluso amenazó con desconocerlo. Claro que todo cambio cuando el padre de Nam Joon se mostró maravillado con la idea, Seok Jin le caía muy bien y podía ver que su hijo era feliz con él, así mágicamente el padre del castaño también aceptó la relación y se mostró feliz de que ambos se comprometieran. Seok Jin sabía que solo estaba siendo un lame botas, eso era. Y llegamos a esto, con ellos dos viviendo en la misma casa, comprometidos y ofreciendo una cena para que todos a su alrededor finalmente lo supieran.
— ¿Para quién son estos? —preguntó el ahora de cabellos grises observando como Jin seguía decorando los cupcakes, con su barbilla recargada en su hombro y aun sin soltarlo de la cintura.
—Para nosotros, obviamente no voy a preparar para todos los invitados, pero solo quería hacer algo lindo para nuestras familias.
— ¿Y para qué? —preguntó el menor rodando los ojos. —Bien sabes que tu padre solo está de acuerdo porque mi padre lo está, es una mala persona, y si no fuera tu padre, seguro que ya lo hubiera puesto en su lugar.
—Pero sigue siendo mi padre, aunque tampoco me agrade. Además, tus padres también estarán aquí, mi madre, los gemelos, y tus hermanos.
—Cuanto has cambiado, mi amor—Nam Joon se rio un poco, tomando uno de los pastelitos para él, bajo la mirada de reproche de Jin. — ¿Dónde quedó mi chico con mente y cuerpo liberal? ¿Uh? —Nam Joon preguntó sonrojando a Seok Jin, eso había sido tonto en su momento, pero no iba a dejar que Nam lo supiera.
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30 días de smut challenge - NamJin.
FanfictionLo que el título dice. ♥ Homosexual. ♥ Smut/lemon. ♥ Nam top, Jin bottom. ♥ Resubido. Esta historia es completamente de mi autoría, sin embargo se trata de un fanfic, ficción, si no te gusta, no leas, nadie te obliga. La tercera es la vencida, supo...