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UNOS OJOS COLOR CARAMELO TE OBSERVAN. Despreocupados, un poco aturdidos.Como si no le importara la confesión que acaba de hacer. Las yemas de sus dedos se clavan en la suave piel de tu pecho; piel enrojecida donde acababa de chupar perezosamente.
──── ... ¿Nunca? ────
Aunque quizá no sea tan sorprendente. Este hombre, que a menudo se acerca a ti empapado en el olor de la pólvora residual, parece ansiar el tacto tanto como se aleja de él.
Te besó por primera vez sólo después de apartarse. Prefiere tomarte por detrás. No se quita la ropa cada vez que cogen, de modo que sólo su miebro, sus manos y la media luna de sus caderas dejaban ver algo de piel.
A pesar de ello, hasta ahora era un amante generoso. Había aprendido después de unas pocas veces que te gustaba su boca en tus pezones. Te retorcías, aún más, cuando sacaba los dientes; te gustaban sus dedos en tu clítoris al mismo tiempo que su miembro en tu cuello uterino. Te prestaba atención, te estudiaba. En el último mes de acalorados intercambios, habías notado que miraba tu feminidad y se maravillaba. Un evangelio silencioso.
Pero nunca, todavía no, había puesto su boca allí.
──── No voy a repetirlo ────
Su mano está sumergida en la felpa de tu feminidad. Ha estado allí durante algún tiempo, metiéndote los dedos lentamente, invitando al deslizamiento. Es un momento raro en el que realmente se toma su tiempo contigo, no tan rudo, un poco más curioso. Toma un poco de tus fluidos y lleva sus dedos a los labios, frunciendo las cejas mientras lo saboreaba; volvió a por más. Hasta que finalmente, tocaste la parte posterior de su máscara y murmuraste.
──── Puedes comerme si quieres ────
A lo que él se aclaró la garganta y dijo una verdad ronca.
Nunca lo había hecho.
──── Bueno, ¿quieres intentar? ────
Simon estudia tus ojos en busca cualquier señal de broma.
Entonces, su mano se desliza desde tu coño y lo deja lastimosamente desatendido por un momento. Te agarra las piernas y las separa a propósito, tomandose su tiempo para situarse entre ellas. Casi te impacientas, pero te das cuenta de que para él es la primera vez. Le debes paciencia.
