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❝ REST ❞

SIMON RILEY GN! oc

SIMON RILEY ✗ GN! oc

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     TENSION, relajación. Dentro y fuera

Contaste los segundos de duración entre sus contracciones musculares. 

Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco

Ahora eran más lentas y menos violentas, Simon se hundía suavemente en el colchón mientras tus suaves dedos recorrían la piel gruesa y llena de cicatrices de su inmensa espalda. De arriba hacia abajo, en circulos, tallabas dibujos sin significado en toda su piel logrando relajarlo, como siempre hacias cada vez que tu novio tenia una pesadilla o volvia de batalla asi.

──── Mierda ────  Simon se movió en silencio, sus murmullos prácticamente inaudibles, luchando contra su propio cuerpo para relajarse, para respirar, para dejar que la comodidad se filtrara de nuevo en su cuerpo.

 Estaba en casa. Ahora estaba en casa.

Habían pasado casi tres meses desde que habia vuelto a ser Ghost, poniéndose aquel pasamontañas y haciendo lo que mejor sabía hacer para beneficio ajeno y con la única esperanza de ser al menos parte del bando de los buenos, aunque conocía su verdad. En la batalla, habías perdido todo contacto excepto algún que otro mensaje diciéndote que estaba a salvo, tumbado en los barracones de alguna ciudad mugrienta mientras los helicópteros sobrevolaban y él no podía dormir. 

Echaba de menos tu voz en la noche y el calor a su lado, extrañaba tu cuerpo a su lado abrazandolo con fuerza, tus caricias con amor, y aunque él nunca lo admitiera, eras todo lo que tenía. Simon siempre había mantenido su vida contigo excepcionalmente privada, borrando siempre tu número y los mensajes de su teléfono después de simples textos cuando estaba fuera por si acaso alguien tenía la retorcida intención de meterse con lo que era suyo. Los chicos sólo tenían ideas de ti, algunas historias desvanecidas cuando Ghost necesitaba ser humano ante tanta devastación diaria. Soap era probablemente el que más sabía, aprendiendo a leer a un ser tan estoico y teniendo la suerte de ganarse la confianza de Ghost en el campo de batalla y en la vida cotidiana.

Al principio te costó aceptar una vida así, te fue duro acostumbrarte a vivir con una sombra, pero los momentos como el de esta noche, en que te permitía verlo tal y como era, lo compensaban todo.

──── Estás en casa... Está bien ──── susurraste en voz baja, sin intentar forzarlo ni avergonzarlo de ningún modo, mientras la enorme mano de Simon, cicatrizada y firme, empolvada con finas capas de suciedad y cortes de meses de ausencia, se flexionaba formando un puño y agarrando el dorso de tu camisa una y otra vez con cada contracción. 

Repetías en voz baja en la calma inmóvil que estaba en casa, era una tranquilidad para él y una liberación para los dos volver a sentirse el uno al otro, aquí, justo en su dormitorio. Las calles no gritaban con el parloteo de la radio, ni se oía el rugir de los vehículos militares, ni siquiera con los disparos, la brisa a través de las cortinas transparentes era limpia y la oscuridad ya no era sólo un escondite. 

Era hora de volver a aclimatarse.

Les llevó tiempo y paciencia a los dos, sobre todo a ti, que necesitabas darle espacio durante las dos primeras semanas de vuelta a casa, pero sin que pareciera que lo estabas aislando. Un equilibrio difícil y a veces habían momentos, sin embargo, siempre salín adelante. Los dos primeros años juntos, Simon no te dejaba estar cerca cuando volvía de la guerra, no hasta que sus dedos dejaban de temblar y no se despertaba con cada coche que pasaba por delante de su casa. Una gran diferencia con respecto a ahora.

Su pelo rubio sucio aún fresco con olor a pólvora y humo rozaba tu cara mientras el suyo se acurrucaba en tu cuello, el suave olor de tu bodywash y champú contrastaba tanto que casi le hacía la boca agua y las escenas de ruina se volvían borrosas. Piernas largas enredadas con las tuyas, manos callosas aprendieron a apoyarse suavemente contra tu espalda, manteniéndote cerca como su salvavidas y aún así era tan protector. El gran cuerpo de Simon te tenía empujada lejos de la puerta, manteniendo tu cuerpo alejado bajo el suyo y su mano derecha acunando la parte posterior de tu cabeza.

Siempre fuiste su razón número uno, haría cualquier cosa y todo para mantenerte a salvo.

No recuerdas cuánto tiempo había pasado desde que Simon se metió en la cama, teniendo un impulso tácito simplemente por ti, pero no importaba, ambos necesitaban esto tan profundamente, especialmente él. Estaba agotado hasta la médula, durmiendo cuatro horas cada noche durante tres meses y llevando su cuerpo al límite físico y mental. 

Lenta y seguramente con el tiempo, la respiración de Simon se estabilizó, sus músculos dejaron de contraerse, ahora sólo dejando un ligero temblor detrás; su cuerpo se rindió a la comodidad de ser abrazado una vez más, permitiendo que el sueño se apoderara de él. No estabas seguro de cuánto tiempo dormiría tu hombre esta noche o incluso en los próximos días, seguro que se despertaría con un ligero pánico y el sonido de un gran camión o cuando prepararas el desayuno por la mañana, eso si conseguías salir de entre sus brazos que te mantenian aferrada a el durante las noches.

 Sólo te alegraba volver a sentir su aliento en tu piel y su pesado cuerpo hundirse perfectamente en su sitio en la cama, confiando en que pudieras ver cada aleteo de sus párpados y las veces que intentaba desesperadamente alejar los fantasmas que le acechaban. 

Simon estaba en casa, pero no sabías por cuánto tiempo.




───── 𝐖𝐑𝐈𝐓𝐓𝐄𝐍 𝐁𝐘

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𝗚𝗛𝗢𝗦𝗧 ⋆ one shootsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora