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TE DISTE VUELTA SOBRE LA CAMA POR LO QUE TE PARECIA LA DECIMA VEZ EN LA NOCHE, diste la vuelta como 100 veces en menos de un minuto y no podías dormirte. Los escalofríos de frío y calor eran agobiantes, sumandole el hecho de que estabas cubierta de sudor y tanto el pijama como las sabanas se sentian pegajosas contra tu cuerpo. Se te formaron lágrimas en los ojos de la impotencia, oh, y ahi estaba otra vez, otra migraña.
A tu lado estaba Simon, quien por fin estaba descansando despues de innumerables pesadillas. No tenias valor para despertarlo, no querias molestarlo y menos aun sabiendo lo dificil que era para el dormir bien y seguido. Por lo que te diste vuelta dandole la espalda, enterrando la cabeza en tus rodillas y esforzandote por dormir aun con esta maldita enfermedad.
Simon estaba despierto ahora, ya que tus quejidos y toses habían empezado a hacerse cada vez más fuertes, aun cuando tratabas de camuflarlos, fallando en el intento.
──── Cariño, ¿Qué te pasa? ──── su voz era suave y llena de cariño, nada que ver con la del campo de batalla, áspera y fría. Simon puso huna de sus enormes manos en tu hombro descubierto, apartándote el pelo de la cara para ver qué te pasaba.
Te hiciste un ovillo aun mas, enterrandote entre las pesadas sabanas; las lágrimas corrían por tu cara pálida, fantasmal e hinchada.
──── Hey, hey... ven aqui, amor ──── te llamo en un susurro mientras te hacia girar hacia donde el estaba, envolviéndote con sus brazos y colocándote en su regazo mientras se incorporaba, sentandose contra el respaldar de la cama contigo aun en sus piernas.
──── ¿Qué pasa? ¿No te encuentras bien? ──── sacudiste la cabeza, la migraña se intensificó mientras sentías que el estómago se te hacía un nudo y los ojos te ardian hasta para abrirlos. Te levantaste rapidamente y corriste al baño, cerrando la puerta detrás de ti avergonzada de que él te viera así. Sabias que estabas hecha un asco, la piel palida y sudorosa sin ese toque tuyo, tu pelo estaba desprolijo y reseco, sumandole el sudor y el dolor corporal, te hacian sentir la persona mas horrenda del planeta, no merecedora de que Simon te viera asi.
──── Amor, abre la puerta, por favor ──── otra vez, su voz suave te hizo querer escuchar pero en ese momento se te revolvían las tripas.
Su voz volvió a sonar, aunque mas fuerte y demandante, nunca perdio su toque suave.
──── Abre la puerta, amor, o la abriré yo mismo ──── te pusiste en pie y desbloqueaste la puerta, abriéndola lentamente.
Simon entro suave al pequeño cuarto, caminando los pocos pasos derecho hacia donde tu estabas sujeta del lavamanos como soporte. Tu novio agarró tu cara enfermiza secándote las lágrimas con el pulgar, trazando suaves patrones en tus mejillas mientras acercaba su cuerpo al tuyo, embebiendote con su calor corporal.
──── Ve a la cama, voy por tu medicina ──── Simon te sonrio levemente, tratando de igualar su mirada con la tuya decaida. Con un pequeño asentimiento y un beso en tu frente, seguiste sus ordenes y caminaste a pasos arrastrados hacia la enorme cama que ambos compartian, escuchando sus pasos a lo lejos.
Simon volvió con una medicina asquerosa cuando tu ya estabas envuelta en las pesadas cobijas, solo tus ojos cansados visibles para el. Se rió de tu cara cuando viste el frasco de medicina que parecia diminuto entre sus enormes palmas, sabiendo lo asqueroso que debia saber aquel jarabe color rosa.
Tu novio tomo asiento en el lado que a el le correspondia de la cama, a pocos centimetros de donde tu estabas escondidas, y en cuanto abrio el envase, su aroma te hizo querer vomitar de nuevo.
──── Vamos, te ayudará a ponerte mejor... ──── Simon te convenció, unas leves caricias en tu cabello antes de insitarte a sentarte por tu cuenta, una mano en tu espalda tratando de ayudar en tu postura. Gimiendo, abriste la boca levemente, esperando la dosificacion de aquel asqueroso liquido; Simon acerco la pequeña copita hasta tu boca, volcando el liquido de una vez y sin querer que sientas el sabor. Cuando el olor te llegó a la nariz, te dieron arcadas mientras te bajaba por la garganta mientras ponias tu peor cara de asco, causando que él se reía de ti una vez más.
Simon se inclinó para besarte pero te apartaste, causando una mirada entre confusa y dolida de su parte. Como pudiste te acercaste aun mas a donde el estaba, abrazandolo con fuerza por el torso y enterrando tu rostro en la curvatura de tu cuello, contenta con el calor.
──── Estoy enferma, mi amor, no querrás probar esa medicina mezclada con mi vómito, ¿verdad? ────
Simon puso los ojos en blanco antes de asentir levemente, ayudandote a acostarte de nuevo mientras el mismo se metia en la cama contigo, haciendo que apoyes tu rostro contra su pecho mientras el te apretaba con fuerza contra su cuerpo, manteniendote calida y segura entre sus brazos para ayudarte a sentir mejor.
